Chichinabo

Desde luego, Podemos tiene una manera muy peculiar de demostrar que aspira a una república plurinacional y confederal. Española, por supuesto. Resulta que el Gobierno central y Junts alcanzan un acuerdo en torno a la gestión de políticas migratorias, y salen los dirigentes morados a decir que votarán que no. Dejemos a un lado por ahora la oposición que la (ultra)derecha española ha manifestado con grandes dosis de aspavientos teatralizados; tampoco aporta nada nuevo. Lo que sí conviene es que nos detengamos en la argumentación exhibida por las gentes de Ione Belarra.

Advierten que se trata de un acuerdo racista. Sinceramente, resulta difícil encontrar un ápice de racismo en un pacto que consiste en que la Generalitat asuma labores de tramitación, devolución y vigilancia de personas migrantes. Generalitat, recordemos, que actualmente dirige el PSC con el apoyo de los Comuns y ERC. Otra cosa es que arremetan contra las propuestas de Junts en torno a la cuestión, lo cual es respetable. Pero en el supuesto de que el partido de Carles Puigdemont accediera a gobernar, sería porque la ciudadanía le ha dado su apoyo, a diferencia de la rama podemita de Catalunya, que en las últimas elecciones ni siquiera se presentó. Obvian además estos clarividentes dirigentes, entiéndase la ironía, que la llegada de PP y Vox al poder en España está mucho más próxima que un cambio en la plaza de Sant Jaume.

En el fondo, comprobamos una vez más que su proclama plurinacional y confederal es de chichinabo: de escasa calidad y consistencia. La apuesta por la descentralización no puede depender de que a Montero, Belarra, Echenique, Iglesias o Fernández les guste más o menos lo que presuponen que el partido de turno haría en cada momento. A no ser que planteen un estrambótico proceso exprés de ida y vuelta de competencias que satisfaga al instante su inmensa sabiduría; entiéndase la ironía. Pero sería un pitorreo, como lo es cada vez más un partido que en su día fue grande, importante. Y serio.