Lo difícil de los festivos es que, a la vuelta, la información desatendida nos está acechando maliciosa. Este fin de semana largo conlleva su penitencia: es cierto que hemos cogido aire, pero la ola que nos encontramos a la vuelta nos puede revolcar hasta ahogarnos. 

La fiesta grande de la cultura vasca vivió el éxito grato y habitual en la Durangoko Azoka. Una crítica sin acritud: el baremo de lo reivindicable. Aplaudamos la iniciativa de incorporar a su agenda la denuncia del genocidio palestino; preguntémonos por las barbaridades que no han merecido tratamiento equivalente. Por qué, en definitiva, el injusto sufrimiento palestino es más mainstream. La cultura vasca sabe lo que es padecer su condición minoritaria y periférica; no reproduzcamos el error y no hagamos del dolor saharaui, ucraniano, kurdo o sudanés, un producto de serie B solo porque no tienen suficiente merchandising. 

Sin ir más lejos, ayer hacía un año del cambio de régimen en Siria. Millones de personas huyeron y viven aún en campos de refugiados o son ciudadanos de segunda. Se les aprieta para que vuelvan y no son pocos los que lo hacen con ilusión, pero tampoco los que ven su condición de drusos o alauíes y notan que sus cabezas siguen al otro lado de la mira de un arma. El exterrorista presidente que ha sustituido al nepotista dictador aún no tiene convalidado primero de democracia y ya recibe doctorados honoris causa en Washington.

La gota que colma

Si falla la luz, gana la penumbra

Acoso sexual en la política. Hoy le cesan a Antonio Hernández por no ver o no querer ver el presunto acoso que ha puesto en el disparadero al PSOE. El que fuera mano derecha de Francisco Salazar cuando éste usaba aparentemente las dos para insinuarse más allá de lo razonable con sus compañeras, había escalado a director del departamento de Coordinación Política en el Gabinete de Presidencia del Gobierno. Ya anticipó John Donne en el siglo XVII que “ningún hombre es una isla” y a Sánchez la marea le ha dejado una playa política llena de restos de tantos naufragios que es inevitable reclamarle al farero.

Hablando de blanquear, ha terminado la campaña antiespañola de Ernai con ningún éxito de público y críticas. Tras poner en un brete los relatos democratizadores de EH Bildu -en medio del silencio sonriente de Sortu, que usa esa marca como carcasa colorida de su producto reacondicionado- hicieron una recopilación de “tesoros” para depositarlos a los pies de la opinión pública el otro día en Gernika. Como en los vídeos de golden retriever que llenan las redes y que lo mismo te traen un sapo muerto que te devuelven un calcetín