La flexibilidad siempre tiene premioEP
Con tanto cuerpo informativo por diseccionar, no hay forma de hacer un corte limpio. Los nombres propios sin discusión deberían haber sido José Luis Ábalos y Koldo García, que entraron al Tribunal Supremo a pie y salieron en furgón hacia la trena. Pero, dicho esto, cabría profundizar en el juego de la investigación; el que mejor lo ha entendido es un flexible Víctor de Aldama, que pasó de proclamarse inocente a asumir un relato de culpabilidad, logrando que el ventilador que ha puesto sobre los demás -todavía pendiente de confirmar- le reduzca a él la petición de pena.
La gota que colma
La senda que no se recorrerá
Sin déficit no hay Paraíso. Acaba uno sospechando que lo que se publicita como grandes hitos de la gestión política no merece tanto boato. Tumbar la senda déficit público por tumbar a un gobierno aparenta ser gratis para la ciudadanía. Sin embargo, la financiación de los servicios públicos, sin margen de endeudamiento, se verá afectada. Tiene su lógica que, quien juega a reducir esos servicios, ponga zancadillas a su financiación (PP, Vox, incluso Junts). Menos sentido tiene que lo haga quien cree en el sector público (Podemos). Y ya, que el Gobierno pretenda que a él no le afecta nada, descoloca a cualquiera.
Los intentos por inflar una vertiente navarra se reprodujeron ayer en el Parlamento Foral. María Chivite dejó claro que no tiene por qué dimitir y la oposición de derecha que no tiene por qué dejar de hacer girar su estrategia de desgaste en torno a ella; aunque no figura en ningún sumario hasta la fecha.
El ruido siempre renta más que la pausa en busca de la verdad. Alguien podría acordarse hoy de Jon Darpón, consejero de Salud del Gobierno vasco dimitido por el “escándalo de la filtración de las oposiciones a Osakidetza”. Ayer, el servicio vasco formalizó la asignación de las plazas de aquella OPE porque hace meses que el juzgado archivó las denuncias. En política, cobrarse una cabeza puntúa más que dar soluciones.
Cargado de ellas llega Pérez Llorca a la presidencia valenciana. Un tipo cuyo nombre de guerra político es Juanfran tiene que ser campechano por fuerza. Lástima de las malas experiencias pasadas con otras figuras campechanas de la política española. El caso es que llega cargado de las soluciones que le ha impuesto Vox para habitar el palacio de la Generalitat. Lo dicho, un tipo flexible, capaz de plegarse al relato de la ultraderecha. Mañana hablaremos de Gernika y el acto de desagravio del presidente alemán. Hoy baste decir que EH Bildu no irá porque irá el rey. Oiga, que el gesto no es hacia ustedes, que es hacia Gernika, las víctimas y el pueblo vasco.