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Bernedo. ¿Qué ocurre en la sociedad vasca?

Bernedo. ¿Qué ocurre en la sociedad vasca?Efe

Garantizar el cuidado y el derecho a la salud de todos los niños, niñas y adolescentes es la primera función de cualquier sociedad. En este ámbito, debemos intentar dar la respuesta más adecuada a todas las casuísticas, sea cual sea el deseo o la orientación sexual de cada uno. Por lo tanto, eso no está en discusión. Es por eso que estamos muy lejos tanto de la transfobia como de cualquier otra fobia o filia de las que el equipo educativo de Bernedo denuncia en su declaración. Ninguna difamación, mensaje de odio o mentira tiene cabida.

Precisamente por eso, es imprescindible aclarar cuanto antes lo sucedido en Bernedo, y por lo que sabemos, no se han dado en su momento los pasos imprescindibles para ello. Solo cuando determinados medios de comunicación se han informado de los hechos aparentemente muy graves, se ha extendido la noticia y la indignación. En todo caso, parece claro que investigar lo ocurrido no era la primera opción de las instituciones. Si no hubiera sido así, tanto mejor.

Para los que llevamos tiempo siguiendo estas asuntos, no es tanta la sorpresa, porque sabemos que se están dando infinidad de casos en ámbitos muy diferentes. Escuelas, institutos, medios de comunicación públicos y privados, colectivos sociales, etc. Bernedo sería otro ejemplo lamentable más de lo que se está haciendo con niños y adolescentes. Un caso muy grave si se ha dado en los términos que se han dado a conocer.

Dicen los educadores de Bernedo pensar y actuar desde el transfeminismo. También hay quien explícitamente habla de transbollerismo e incluso de una clara intención de “mariconizar” a nuestros hijos.

Dicen que la suya es una propuesta política y por lo tanto ética. Ambas cosas son muy diferentes sin embargo.

Nos queda claro que es una propuesta política, puesto que busca producir el impacto más grave tanto en la infancia como en la juventud y en toda la sociedad. Por lo tanto es efectivamente, política y muy destructiva.

Ética no puede serlo en absoluto. Lo que estamos escuchando y leyendo a través de todos los que han hablado (incluidos los educadores) nos lleva a pensar todo lo contrario.

Las ideologías prefabricadas diseñadas en los laboratorios de los servicios de inteligencia americanos y británicos se han convertido en doctrina. Han tomado la liberación de las minorías sexuales y sus derechos como una coartada para imponer programas, acciones y políticas de adoctrinamiento que nada tienen que ver con todo ello. Han sido impuestas en colegios, televisiones, fiestas, campamentos...

Quienes tenemos conocimiento de todo esto, no nos sorprenderíamos, por tanto, de que se confirmaran las muy graves sospechas sobre lo que ha pasado en Bernedo. Sabemos muy bien que se están dando infinidad de casos inaceptables en la misma línea, y que hay un gran miedo a la hora de hablar de ello o de denunciarlo. Hay una especie de “omertá” sobre ciertos temas en la sociedad vasca. En las instituciones, en los medios de comunicación, en los colectivos, se trata de manera totalmente diferente a según quién y a según qué caso, negando a menudo el propio carácter del abuso o agresión. En este caso también ha ocurrido, y eso es extremadamente grave.

El trato que parece que se ha dado a las denuncias que se han venido presentando llama a la sospecha. Grave es el miedo que hay a hablar. Grave es la actitud que algunos adoptan ante estas denuncias, justificando lo injustificable o denunciando a los denunciantes.

El cuidado de la infancia y de la juventud no puede quedar en manos de doctrinarios. Ni en manos de los doctrinarios de la vieja escuela ni en manos de los nuevos doctrinarios de la posmodernidad, por muy vasca y euskaldun que diga ser.

La gestión de todos estos temas requiere conocimiento, respeto y sentido. Al parecer, quienes hoy en día se han hecho cargo de todo esto en las más diversas instancias, carecen de todos esos ingredientes.

Urge cambiar los ingredientes de raíz. Urge también cambiar de cocineros. O quizás urge cerrar la propia cocina por problemas de salud pública.

Esto apesta. Algo huele mal en Euskal Herria, también en estos temas.

*Maria Antonia Llavero, Patxi Alaña, Joseba Argintxona, Antonio Pérez Sicilia, Amelia Angulo, Susana Bueyo, Irkus Robles