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Puente de la Zurriola o Kursaal

Hoy, con motivo del 104 aniversario de la inauguración el domingo 14 de agosto de 1921 del Puente de la Zurriola o Kursaal en Donostia, parece oportuno hacer alguna consideración sobre esta importante

Puente de la Zurriola o KursaalRuben Plaza

Hoy, con motivo del 104 aniversario de la inauguración el domingo 14 de agosto de 1921 del Puente de la Zurriola o Kursaal en Donostia, parece oportuno hacer alguna consideración sobre esta importante, significativa y bella obra pública ante el anuncio de un cambio de sección para ampliar la angosta acera lado mar.

El puente fue proyectado por el ingeniero de Caminos Canales y Puertos José Eugenio Ribera (1864-1936) gran especialista en construcciones de hormigón armado, especialmente puentes, quien en 1915 proyectó un puente en estilo clásico monumental de tres arcos iguales de 30 metros de luz y 110 de longitud que iniciado, dos años después, por dificultades constructivas de los arcos y los destrozos causados por las mareas y corriente del Urumea hubo que modificar su concepto tipológico y realizar un vertido de escollera en el cauce para protección de las pilas.

Posteriormente se proyectó otro firmado el 8 de febrero de 1920 por Ribera en colaboración con el ingeniero industrial Víctor Arana (de quien nada más se ha podido conocer) con un sistema estructural distinto. Con cuatro vanos rectos de 22,50 metros cada uno a modo de dintel constituido cada tramo con siete vigas de hormigón armado, chapeadas de piedra las exteriores, apoyadas y separadas por tres tajamares curvos más avanzados y dos estribos sobresalientes cinco metros en los muros de encauzamiento y quedando la parte inferior de las vigas a tres metros de la pleamar, lo que modificó completamente su alzado siendo menos expuesto al oleaje. Arana diseñó el barandado y tres pares de farolas de notable altura y diámetro, situadas fuera de su alineación sobre los tajamares, con fuste troncocónico de color blanco y culminadas con unas espectaculares y expresivas luminarias esféricas, todo ello en estilo Art Decó de influencia vienesa.

Más recientemente, se intervino en el tablero reforzándolo e inaugurándolo con motivo de la carrera ciclista Donostia–Donostia Klasikoa el 7 de agosto de 1993 adoptando una anchura de 20 metros, 12 de calzada y dos aceras de 4 metros en los laterales, pero con un escaso criterio de algo que ya se intuía entonces: la imperiosa necesidad de un ensanchamiento.

Parecía evidente que el futuro funcionamiento del Kursaal Kulturgunea, abierto el 23 de agosto de 1999 junto con la regeneración de la playa de la Zurriola iba a originar un notable aumento de tránsitos, también rodados, por el puente, pero sobre todo una prolongación de itinerarios peatonales desde la Alameda del Boulevard con la reforma inaugurada el 24 de abril del mismo año. El puente en sus paupérrimas aceras debe acoger a transeúntes, paseantes y corredores de foooting, que son velocidades de desplazamiento diversas, sillas de minusválidos, pescadores con cañas y a observadores que lo entendemos también como un palco ante el escenario del oleaje de la mar, sus sonidos y la atmósfera de salinidad que se crea. Un pasillo y un palco para el ocio.

Actualmente el puente presenta una congestión muy acusada. Dos carriles, uno de ellos exclusivo para autobuses hacia el Boulevard y otro único de sentido contrario con la circulación colapsada, el carril doble para bicicletas y las aceras saturadas. Paradójicamente, todas las aceras que concurren por ambos lados del puente son más anchas: paseo Salamanca y Reina Regente, 6 m.; República Argentina, 4; Ramón Mª Lili, 5; Zurriola, 6 y 7, lo que crea una situación desafortunada de desfiladero, poca fluidez y aglomeración que incluso desvirtúa el sentido de agilidad de un puente. Esta sugerencia colaborativa ya se hizo hace años (Gara 2011/8/14) sin ninguna repercusión.

El puente, que como principio es la continuidad de un camino, requiere una concepción de prolongación, uniformidad y comodidad de esta senda peatonal descrita adaptándolo a las nuevas necesidades como un intervalo específico. Es quizá el momento de estudiar un proyecto de ampliación por ambos lados, alargando los tajamares y desplazando las barandillas y farolas, pero estudiando detenidamente que no se altere mucho la proporción y escala, la propia percepción unitaria ni la relación espacial con su entorno acudiendo a modelos digitales y la opinión de expertos. Un primer criterio sería ensancharlo de los 20 metros actuales hasta los 31 que tiene la distancia entre fachadas de Zurriolako etorbidea con lo que además de mantener el mismo eje, la alineación de las farolas y barandillas sería prolongación de los frentes edificados. Lo que permitiría una nueva sección mucho más amplia partiendo de aceras mucho más cómodas y el resto distribuido entre carriles vehículos y bicicletas. Este propósito constituiría un homenaje y puesta en valor un siglo después del Puente de la Zurriola.