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¿Cuáles son los mayores problemas de la Humanidad?

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Con la ayuda de losnietos, finalmente me he atrevido a salsear con la inteligencia artificial. Como buen seudofilósofo de baratillo, le he planteado una pregunta de calado: ¿cuáles son los mayores problemas de la Humanidad? Rápidamente ha contestado: que somos demasiados, con un porcentaje de engreídos muy alto, que desarrollamos enormes esfuerzos para vivir permanentemente sobreexcitados… Pero, ¿hay solución?, le he dicho. La respuesta ha sido rápida y firme: sí. Y, al preguntarle, ¿y cuál es?, me ha respondido: ¡Pucha!

No hace mucho, el consejero de Interior del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, con motivo del partido entre el Athletic y el Rangers, se expresó así sobre que acudieran a Bilbao más de 2.000 aficionados sin entrada: “Debería contemplarse con naturalidad”. Bien sabe Bingen (acaso esta confesión le perjudique. Tendré que planteárselo a la inteligencia artificial) que lo tengo por amigo apreciado, pero esto no se lo puedo dejar pasar. Le he preguntado a la inteligencia artificial si es natural tragarse un montón de kilómetros y gastar un dinero considerable para al fin ver el partido en la pantalla de un televisor de bar como el de tu pueblo, darle a la priva, gritar, según cómo evolucione la cosa sufrir o gozar… Me ha contestado: ¡Pucha!

Acordarme del Athletic me ha dado la oportunidad de preguntar también sobre un dato que he leído recientemente. Que en el año 1756, con motivo de la inauguración de la iglesia de San Nicolás, se plantó una gabarra en la ría y se organizó en ella un baile nocturno. Hasta bailaron los miembros del Cabildo. Me ha asegurado que es cierto. Es decir, que la gabarra del Athletic tiene auténtico pedigrí histórico. Natural.

También es natural que la mayoría no sepáis que ha fallecido el Papa Francisco. Era una persona y cristiano natural, quizá por eso resultara tan atrayente. Siendo de buen humor, tenía también genio marcado. Argentino auténtico, hablador y, natural, tuvo cierta facilidad para meter la pata. Pero nunca mostró vergüenza por tener que excusarse y se afanó con valentía en poner en marcha grandes reformas en la Iglesia católica. En muchos aspectos (divorcio, aborto, igualdad de géneros…) se quedó muy corto, pero, habida cuenta de que el cargo se ejerce para todo el mundo y la cantidad de enemigos que tenía, tampoco está tan mal. Sus encíclicas y exhortaciones (Evangelii Gaudium, Gaudete et exsultate, Amoris Laetitia, Laudato Si…) se centran en la alegría de la fe y su compromiso de amor. La afición de danzar, además de con la lengua, la tenía en otros aspectos: se marcó un tango en pleno Vaticano. Si hubiera venido por aquí, se hubiera apuntado a bailar en la gabarra y acaso a aprender un poco de txistu. Y se vistió la nariz roja de payaso. ¿Es posible mayor mérito? Y con qué salero decía: ¡Pucha!, palabra que proviene del euskera putza, aunque los filólogos todavía no se han dado cuenta. Me lo ha confirmado la inteligencia artificial.

Hablaba de qué es natural. Solía decirse que el único alimento natural que existe es la leche del pecho materno. También lo he preguntado. Y, tras responder de nuevo con ¡pucha!, me dice que eso ha quedado antiguo. Con la cantidad de sustancias artificiales que ingieren, consciente o inconscientemente hoy en día las madres, la afirmación no se sostiene.

También fue sacerdote católico, como Bergoglio, el lekeitiarra Resurrección Mª Azkue. Y también desarrolló una grandísima labor, éste en el terreno de la cultura vasca. Murió casi con la misma edad, con 87 años y de una forma singular. El 26 de octubre de 1951, tras finalizar su jornada de trabajo en Euskaltzaindia, camino de su domicilio, yendo por el borde del Nervión, cerca de donde estuvo aquella gabarra, resbaló y cayó al agua. Un hombre que lo vio se arrojó al agua e intentó socorrerlo, pero lo mandó de paseo acuático diciéndole: “¡Déjeme en paz! ¡Que soy de Lekeitio y sé nadar!” En efecto, salió él solo del agua. A los quince días, sin embargo, el 9 de noviembre, falleció como consecuencia de las infectas aguas que había ingerido, ya que no le hicieron lavado de estómago. Tenía a su lado a un gran amigo, Federiko Krutwig, persona muy crítica con la Iglesia vasca. Francisco también, para el momento de su entierro, prefirió a su lado a inmigrantes, mendigos, mujeres trans… Natural.

Con todo, que miles y miles de personas esperen durante largas horas, viajen en avión, padezcan tantos gastos y problemas para desfilar unos segundos ante el féretro de Francisco… ¿Es natural? Me entra la duda porque he recordado que, cuando fallecieron Stalin, Franco, Fidel Castro… también se organizaron colas infinitas para verlos por última vez. Se decía que querían comprobar que habían muerto de verdad. Se lo he preguntado a la inteligencia artificial. Pero, cuando iba a contestarme, se ha cortado la energía eléctrica. Tendré que preguntarle a Bingen. Natural.