De mis estudios de biología, hace ya muchos años, uno de los temas que más me entusiasmó fue la evolución de los seres vivos. En resumidas cuentas, aprendí que el primer organismo con algo parecido a la vida fue exitoso porque se pudo reproducir, aspecto esencial para que la vida creada continuara sobre la tierra. A partir de ahí solo tuvieron que crear un sistema de alimentación captador de la energía necesaria para sobrevivir entretanto se reproducían.
Todo lo demás fueron accesorios añadidos para un vivir mejor. Que si las manos para coger cosas y alimentarse más fácil, que si las piernas para moverse y buscar alimento en lugares remotos o el cerebro para pensar qué hacer en los ratos libres y para decidir cómo organizarse. Esta era mi idea de lo que ha sido la evolución, que como veis tampoco es muy ilustrada, pero preocupado por profundizar en el tema me voy topando con informaciones que constatan la aparición de políticos estupefacientes que gobiernan una parte importante del mundo como Trump, Milei, Musk, Abascal y otros, y eso me ha trasladado la duda de si todo lo estudiado era tan cierto.
Primero pensé que se trataba de ejemplares aislados que no siguen las normas de la evolución, hasta que fui observando que cada vez son más, que ganaban elección tras elección y que, incluso, suben en las encuestas, lo que viene a significar que existe una caterva de humanos con un modo de ser y comportarse que viene a constatar un proceso evolutivo, yo diría, inverso, una desevolución no antes descrita por nadie y que Darwin ni imaginaba.
Y es que, aunque preservan manos-para el saludo nazi- y pies-para dar patadas-, están prescindiendo a gran velocidad del cerebro para quitarse de pensar-y así de líos-, pareciendo que vuelven al primitivo estado de los seres vivos, cuando consistían solo de aparato digestivo con gónadas. O sea, unos descerebrados que, aparte de saber comer, han desarrollado, para nuestra desgracia, unos huevazos que les permiten reproducir insensatos a lo loco.