En su enésima vuelta al pasado, e incapaz de innovar en su parrilla, Tele 5 ha traído ahora de vuelta Caiga quien caiga, aquel programa de las gafas negras que todos asociamos con Wyoming y que después tuvo distintas adaptaciones en Tele 5, Cuatro y La Sexta, que nadie recuerda.
Visto lo visto, poco queda ya de aquel CQC original pese al empeño, ahora, en clonarlo. Como en el popular juego de mesa, no resulta complicado adivinar quién es quién en este nuevo CQC: a quién le ha tocado ser el nuevo Tonino (el reportero de los silencios incómodos), quién emulará a Juanjo de la Iglesia con su curso de ética periodística o quién hace las veces de Wyoming sin demasiada convicción.
Algún despistado mandamás de la cadena ha colocado el programa en el prime time, pese a que ese horario casi le cuesta la vida ya en su primera versión, tanto que para evitar su cancelación tuvieron que buscar acomodo en la entonces más accesible sobremesa del fin de semana.
Aunque todos sabemos que el CQC de Wyoming evolucionó, como un pokémon, a El Intermedio, mucho más trabajado y perfeccionado, pero también más crítico y divertido, en la pantalla amiga esperan que la marca sea suficiente para tirar del carro, aunque en su vuelta el programa parezca una mezcla descafeinada de CQC, algo de Callejeros y mucho de Todo es mentira, aunque incomprensiblemente falte su presentador, Risto Mejide. De hecho, es prácticamente el único que falta, y eso que ya traería las gafas oscuras de serie.
Y no, no creo ser yo el más ocurrente del lugar al pensar en Mejide para el puesto de Wyoming, así que sospecho que su ausencia se debe a que no le ha convencido el invento y, tras el susto de Demos, ha preferido mantener su culo en la silla calentita de Cuatro y en el sofá del chester, que ya tiene hasta la hendidura hecha.
Me temo que Santi Millán hubiera encajado mejor en el perfil unos años atrás (después de su late-night, por ejemplo), pero hoy tiene un espíritu buenrollero muy trabajado y asentado en Got Talent, pero alejado de todo esto de atosigar políticos y hacer chistes viejunos del libro de Ana Rosa.
Si bien, la pregunta a responder es, ¿qué va a poder aportar este nuevo CQC en un momento en el que las redes sociales nos muestran cada día y en abundancia a tipos disfrazados de periodistas desquiciando a políticos, tertulianos y toda gente que les parezca de izquierdas con tanta tensión que hasta han impulsado el lanzamiento de micrófono volador como futuro deporte olímpico?