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Es mi economía, estúpido

Es mi economía, estúpidoAngel Colmenares/Efe

Nadie había entendido tan bien, hasta la llegada de Donald Trump a la política, el famoso eslogan creado –quizá sin proponérselo– por un responsable de campaña de Bill Clinton en 1992: “Es la economía, estúpido”. En su toma de posesión el pasado día 20, Trump proclamó: “La edad de oro de los Estados Unidos empieza ahora mismo”. Sabe de lo que habla. No solo es multimillonario, sino que se ha rodeado de ultramillonarios para gobernar el país más poderoso y rico del mundo.

La fortuna que acumulan los miembros de su gobierno y altos cargos se acerca, según algunos cálculos –probablemente cortos–, a los 500.000 millones de dólares, cantidad que dejaría en ridícula la riqueza de la mayoría de países y con la que sí, se podría comprar Groenlandia o conquistar Marte. Lo que ha hecho Trump es trasladar el concepto de economía de aquel eslogan que ni Clinton supo concretar al beneficio personal y la avaricia de los suyos: “Es mi negocio, estúpido”, podría decir. Así que, sí, es “la edad de oro” para Trump, la Casa Blanca es su Eldorado, empieza la nueva fiebre del oro, una reinterpretación del capitalismo más salvaje.

Por de pronto, el magnate es más magnate tras haber creado su propia criptomoneda, la memecoin –el nombre lo dice todo–, cuya capitalización superó los 14.000 millones de dólares en 48 horas –sí, el tiempo en el que prometió acabar con la guerra de Ucrania, pero el negocio antes que la devoción–, y espera ganar mucho más con otros proyectos junto a los tecnomagnates, empezando por Elon Musk, rendidos a sus pies. Hasta ahora, la “edad dorada” en EEUU era considerada las décadas entre 1870 y 1890, la época tras la reconstrucción después de la Guerra de Secesión en la que el país disfrutó, sí, de una extraordinaria expansión económica pero que dejó en la cuneta y la miseria a amplias capas sociales. Esta nueva “edad de oro” trumpista amenaza con exacerbar el enriquecimiento de los obscenamente ultrarricos y ahondar el empobrecimiento de los más necesitados, desamparados, miserables y desheredados de la tierra.