Imaginábamos la llegada de la versión navideña del Gran Prix como un paisaje nevado de cuento y, sin embargo, ha sido un jarro de agua fría.
Por lo que sea, a alguien en TVE le pareció una magnífica idea que el programa comenzara a las once de la noche y acabara pasada la una de la madrugada, después de hacernos esperar poniendo una Revuelta de Broncano repetida mientras Bárbara Rey contaba sus cosas de adultos en prime time.
Quienes aguantaron despiertos o lo han visto después comprobaron que, sorprendentemente, los participantes del Grand Prix de Navidad se parecen demasiado a los del verano, porque no solo son los mismos pueblos, sino que la presencia de los niños es testimonial: sustituyen a los alcaldes, así que solo hay dos y luego les toca jugar a la complicada prueba del diccionario con los mayores.
No vale con poner a la chavalería en la primera fila del público y que los participantes de los juegos sean adultos, lo suyo hubiera sido montar al menos un mix de pruebas en las que en unas jugaran adultos y en otras críos. No es tan difícil porque ya tienen experiencia, y es que hubo un tiempo en el que las mañanas de los sábados eran del Peque Prix, el mismo programa con juegos similares adaptados para los chavales. Además, Ramón García congenia muy bien con los chavales, así que no habría habido problema.
Hay una norma no escrita, que ya escribo yo aquí para que conste a modo de contrato, que dice que en Navidad la chavalería tiene derecho a alborotar y participar en los programas de mayores de la tele, casi siempre concursos. La instauró el Un, dos, tres cuando cada Navidad cambiaba las pesetas por puntos y los coches por bicicletas, pero la han seguido otros tantos programas que han tenido su versión mini, desde La ruleta de la fortuna a Cifras y letras pasando por cosas tan locas como aquel Vivan los novios, donde los adultos buscaban pareja y los críos no se sabe muy bien qué ayudados por Leticia Sabater. Y ahí están hoy Masterchef Junior o La Voz Kids siguiendo los pasos que en su día dio Emilio Aragón transformando el exitoso VIP en VIP Guay.
‘Txikimihiluze’
Esta Navidad, ETB1 ha dado ejemplo y ha convertido Mihiluze en una competición de chavales de primaria manteniendo a sus presentadores, Ilaski Serrano y Antton Telleria, porque lo que mola es que no les den el cambiazo. Por supuesto, han adaptado la dificultad de las pruebas y preguntas a su nivel escolar, y cambiado el dinero a ganar por bonos para productos culturales y material escolar muy chulo con el logo del programa. Y lo cierto es que ha estado muy bien porque los críos siempre son más naturales y sinceros, también en la tele.