Persona del año

Lo es, maldita sea. Donald Trump es la persona del año, para la revista Time y el mundo entero. Pese al asalto al Capitolio, a las acusaciones, a los juicios, los intentos de asesinato y -seamos sinceros- lo mal que cae, 2024 ha sido su año. El mes que viene, el republicano volverá a la Casa Blanca en un renacimiento político que “no tiene paralelo en la historia de Estados Unidos” ('El Huffington Post'). Siguiendo su propia estela, para la portada del Time Trump se ha impuesto a otros finalistas como Kamala Harris, Netanyahu o su apoyo clave en campaña, Elon Musk. Está imparable, y asusta.

La trampa (de Airbnb)

Hecha la ley, hecha la trampa (de los Airbnb). Una forma de alquiler vacacional que, como todo, nació con una intención loable: que las personas rentabilizaran sus domicilios cuando no los utilizan. Y como todo, se corrompió por el camino, con grandes gestores que se hacen pasar por particulares para sacar tajada. El Ministerio de Consumo pretende actuar contra ellos porque, al fin y al cabo, incurren en prácticas engañosas, van el contra del espíritu de la plataforma (que no quiere competir con hoteles ni el alquiler clásico porque no tienen los mismos requisitos legales) y, dicho sea de paso, revientan el mercado.

Influencers

Funcionamos así. Algo se pone de moda y lo quemamos. Un Airbnb puede ser MUY rentable y están hasta en la sopa, como ser influencer es la profesión soñada por los jóvenes. Relevancia, popularidad, regalos…¿Quién no querría eso y más? Pero no es oro todo lo que reluce…al menos, para la mayoría, a tenor de los datos que recogen en 'El Blog Salmón': “La mitad de los creadores ganan menos de 15.000€ al año y 19 de cada 20 no ingresan nada”. El tema es cómo trasladamos a los jóvenes el mensaje de que, por cada uno que triunfa, cientos se quedan por el camino, mientras faltan manos para cada vez más trabajos (menos atractivos).

Lo que costará

En línea con lo anterior, siento que predico en el desierto cuando clamo que la IA es un avance para muchas cosas, pero es más el riesgo que el beneficio. Con el avance meteórico que hemos visto y si seguimos con el progreso por el progreso sin regular y a cualquier precio, el coste es éste: “Las estimaciones apuntan a 10.000 millones de euros (de pérdida) para el sector de la música, otros 12.000 en materia audiovisual y una disminución del 56% para traductores y adaptadores especializados en doblaje y subtitulado” ('3djuegos'). Y eso es sólo el principio, pero sigamos jugando con ChatGPT.

Calatrava la vuelve a clavar

Hace unos años había una web, 'calatravatelaclava', que recogía las no pocas obras del arquitecto Santiago Calatrava que hubo que reparar a precio de oro porque, básicamente, no servían para lo que tenían que servir. En Bilbao tenemos el níveo y resbaladizo Zubizuri, que hubo que alfombrar para evitar piñazos porque quién iba a saber que la lluvia y el cristal no eran buena combinación (ejem). Lo mismo les pasa ahora en Venecia, donde van a sustituir las losas de cristal del puente de vidrio de Calatrava sobre el Gran Canal por entre 1,5 y 2 millones de euros de nada. La web ya no está operativa, pero Calatrava la sigue clavando.