Estamos tan inmersos en nuestra propia realidad, en nuestro día a día, que todos los cambios que nos van viniendo los vamos asumiendo e incorporando con esfuerzo pero de manera continuada. A veces sentimos el agotamiento que esto supone, estar al día de todo para intentar no perdernos nada. Estos pequeños cambios son los árboles que no nos dejan ver el bosque de lo que se nos avecina, ese futuro distópico cada vez menos ficción y más cercano.

Si nos paramos un poco, levantamos la mirada y el pensamiento por encima de la tecnología actual y escuchamos a los creadores de la nueva realidad virtual y a los expertos informáticos ¿qué vemos, qué ven? Basta primero con observar al teléfono móvil, al Smartphone, y nos encontramos que lo que tenemos entre manos es una mini computadora, un reproductor multimedia (simultanea imágenes, sonidos, texto…), una consola de videojuegos, una cámara fotográfica, una grabadora de vídeo, podemos editar documentos, leer la prensa, libros, tener la navegación por GPS, leer nuestro correo electrónico, mandar mensajes, entrar e interactuar en las diferentes redes sociales, etc… Esta realidad es la ciencia ficción de 30 años antes y se quedó corta.

Pero no para ahí la cosa, hace tan solo dos años salió el ChatGPT que es un modelo de lenguaje desarrollado por Open AI, una organización de investigación en inteligencia artificial (AI en inglés, IA en español) con sede en San Francisco, California y creada en 2015. ChatGPT ha sido entrenado con una ingente cantidad de datos que puede crear textos (informes, novelas, poemas, artículos…) generar nuevas pinturas, esculturas, edificios… en base a nuestra petición y gustos. Puede mantener conversaciones generando respuestas complejas y además puede comprender el contexto y la intención que hay detrás de cada pregunta o petición. Es decir, la IA puede crear el texto a demanda, con inventarnos una sinopsis tendremos el libro que nos apetezca leer y al estilo del escritor/a que más nos guste o mezclando estilos. La IA puede hacernos el cuadro a nuestro gusto estético, con darle el motivo y el estilo nos irá dando multitud de opciones e imágenes.

Pero tampoco se detiene ahí la cosa, de nuevo Open AI ha presentado SORA, un programa que puede generar vídeos a través de la petición de un texto. SORA se lanzará este 2024 y lo que han presentado al público es que están enseñando a la IA a entender y simular el mundo físico en movimiento. Los vídeos de prueba que se pueden ver son realmente increíbles, son de tanta calidad que parecen reales. Si en dos años el ChatGPT ha mejorado tanto que empieza a haber problemas para por ejemplo, en concursos de pintura/carteles, discernir si es creación humana o no ¿Qué no conseguirán con los vídeos, con el movimiento?

Hemos pasado el punto de no retorno según los expertos informáticos y estamos a punto de llegar (en dos o tres años a la velocidad que va esto) a un momento de inflexión. Es tal la resolución y el realismo que van a conseguir que todo lo que venga de una pantalla no vamos a saber distinguir si es real o invención. Y cuando ya no nos creamos nada, llegará la confusión y la desinformación total, y esto suele ser el preludio de la manipulación social.

O esto se para radicalmente o lo que nos viene suena a apocalíptico, porque además, no lo dice uno cualquiera, lo dice el mismo creador de Open AI, Elon Musk (junto con Sam Altam), quien durante el seminario “El gran debate de la IA” afirmó que existe una probabilidad del 20% para que la inteligencia artificial “acabe con la humanidad”. Suena a la película Terminator. Esto asusta mucho y viendo la velocidad a la que van y la autonomía que están dando a las máquinas, éstas pueden hacerse con el control de las energías básicas, de las telecomunicaciones y lo más peligroso, de los arsenales armamentísticos.

Esperemos que la cordura se imponga tanto en los propios científicos, en las empresas tecnológicas como en los gobiernos del mundo y se regule de tal manera que todos estos avances realmente no sirvan para destruirnos sino para mejorar.

Si esto es así, pese a que se intente regular, lo que nos viene es un cambio de paradigma brutal, sin parangón en otra época anterior. Lo que va a pasar es que no solo van a desaparecer los trabajos repetitivos sino que incluso los creativos. Cualquier persona podrá tener arte a la carta, sea esta pintura, escultura, literatura, cine, arquitectura, música, etc… Si además, la tendencia de hoy en día de los gestores culturales y comisarios de exposiciones es valorar únicamente el proceso en detrimento de la obra acabada, si estamos en un momento donde la concentración y la atención se torna en imposibilidad, si están alejando al público del arte ¿Qué sentido va a tener ser artista en un futuro si ya nos ha suplantado la IA?

Quizás estemos ante la última generación de artistas tal y como los entendemos hoy en día. Toda persona se sentirá artista porque creará a través de la IA y cuando algo se generaliza y está al alcance de cualquiera gratuitamente, ya no puedes vivir de tus creaciones manuales, se quedarán para la colección particular del que lo haga. ¿No está empezando a pasar de alguna manera?