A principios de enero de 1965, en fiestas de un pueblo, un grupo de jóvenes, algunos de los cuales formaban parte de nuestra organización, fueron detenidos por tocar el txistu y el tamboril… y así empezó una cadena de detenciones”.

El testimonio es de José Antonio Ardanza y entre los detenidos por tocar el txistu no se hallaba quien llegaría a ser lehendakari porque logró huir y refugiarse entre los pasionistas de Euba, en lo que hoy es Lauaxeta Ikastola.

Ardanza formaba parte de la Mesa Nacional de Euzko Gaztedi desde 1961. Fue llamado a la dirección de EGI junto a otros jóvenes para reestructurar la organización después de la caída de 1959, por indicación de personas que formaban parte de la estructura del PNV.

En más de una ocasión, el fotógrafo Peru Ajuria, patrono vitalicio de Sabino Arana Fundazioa, recordaba con el lehendakari Ardanza que tenía el honor de que este le sustituyera como responsable de EGI de Bizkaia. Y ambos, tras las sucesivas caídas de la organización juvenil jeltzale, huyeron a Iparralde utilizando las mismas vías.

A principios de 1965, tras las primeras detenciones y para evitar más caídas y el desmantelamiento de la organización, al joven estudiante elorriarra de Derecho se le ordenó que se escondiera, pero sin salir todavía del interior. Había que evitar la detención pero a la vez salvar la organización.

Ardanza obedeció las consignas del Partido Nacionalista y, después de permanecer oculto en una casa próxima a Bilbao durante un mes, ayudado por un familiar pasionista, recaló en Euba para ocultarse en la comunidad religiosa durante otro mes más, como en 1959 habían tenido que hacer el propio Peru Ajuria o los hermanos Mikel e Iñaki Arrarte.

Sabemos que Peru Ajuria cruzó la frontera en tren vestido de pasionista para después recalar en Villa Izarra, la sede de EAJ/PNV en el exilio de Baiona, donde los jóvenes exiliados eran tratados como si fueran sus propios hijos, por el matrimonio Barrutia, Ander y Mari.

Creemos que también un joven Ardanza fue recogido, tras su estancia clandestina en el convento de Euba, por los Barrutia en Iparralde. Hace apenas un mes, Ardanza y su inseparable Mari Glori volvieron a contar con orgullo a Andoni Ortuzar sus andanzas por la clandestinidad antifranquista y el exilio.

El testimonio de Ardanza, recogido por el historiador pasionista Gregorio Arrien y publicado en su historia de la orden en Euba, Medio siglo de un centro educativo. Pasionistas de Euba 1956-2006, visto desde la actualidad puede parecernos insignificante y hasta pueril. Pero, como en otro testimonio recogido en el mismo libro se afirma, tocar el txistu, mostrar ikurriñas, distribuir propaganda, etc. eran actividades de oposición al régimen absolutamente imprescindibles si se quería mantener viva la llama de la esperanza.

El testimonio recogido por Arrien del recién fallecido lehendakari nos muestra que la militancia jeltzale de Ardanza venía de sus años de estudiante y que desde el principio abogó por los medios pacíficos sin caer en los cantos de sirena revolucionarios y violentos de los años 60 y posteriores.

El nacimiento de ETA y el uso de métodos violentos fue una opción que ha producido un ingente e injusto sufrimiento. No fue un inicio de ciclo político, fue un tremendo error.

Mientras iniciaba su espiral violenta, otros jóvenes vascos mantenían una militancia antifranquista pacífica que consiguió mantener viva la memoria histórica del pueblo vasco y convirtió al PNV en fuerza mayoritaria en las elecciones del 15 de junio de 1977. Y José Antonio Ardanza renovó su compromiso con el PNV como primer alcalde democrático de Arrasate.

El lehendakari Ardanza ha representado como nadie los valores éticos y de eficaz gestión del nacionalismo vasco democrático, a través de su militancia en EAJ/PNV desde 1951 hasta su fallecimiento en este 2024. Agur eta ohore, lehendakari! Archivero de Sabino Arana Fundazioa