En los últimos días, a raíz del asesinato de dos guardias civiles arrollados por una narcolancha en Barbate, se ha recuperado una expresión conocida pero no habitualmente utilizada y que, al parecer, refleja bien la sociología de la zona, el ambiente social y la forma de entender la vida y las relaciones y negocios por allí: moral de frontera. Un concepto este que viene a significar lo fronterizo del mínimo tolerable del comportamiento ético en ciertos ambientes u organizaciones, de modo que no está claro lo lícito y lo ilícito, lo legal y lo delictivo, lo permitido y lo prohibido ante la realidad de que todos hacen lo mismo y por tanto no hay una reprobación social a ciertos comportamientos. La realidad del narcotráfico en algunas zonas no por casualidad fronterizas –como antes lo ha sido el contrabando– con cientos de familias que viven de ello y las decenas de personas que jaleaban a los narcos en el puerto dan fe de ese contexto. Esta moral distraída se da también en otros ámbitos, como la economía y la política. Ahí tenemos al PP y sus siempre frecuentes y recurrentes casos de corrupción, por ejemplo, los sobresueldos de su dirección. Ahora, Feijóo ha dado una nueva prueba de ello, tras confesar que se pensó lo de la amnistía a Puigdemont, que estaría dispuesto a indultarle y que, obviamente, negoció su investidura con Junts y parece que también con ERC, aunque después ha llamado traidor a Sánchez por hacer lo mismo. Recordemos que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, ya dijo en el debate de investidura: “Algún día igual contaré lo que nos llegaron a ofrecer hace un par de meses”. El del PP es un caso de libro de moral de frontera. El problema es que le ha caído con las elecciones gallegas a la vuelta de la esquina. Empezó la campaña con la torpeza de los pellets –por cierto, ¿dónde están esos millones de bolitas de plástico?– y la termina con este enredo. Si ha sido una voladura controlada, Feijóo se ha puesto a sí mismo una mina antipersona ante un 18-F que planteó como un plebiscito sobre su liderazgo. Ayuso, a calentar, que sales.