en una era de avances acelerados en Inteligencia Artificial (IA), que redefinirá prácticamente todas las dimensiones de nuestra vida, la administración pública se enfrenta a una oportunidad transformadora. La irrupción de la IA va a afectar a todos los sectores económicos y sociales de Euskadi, planteando al próximo gobierno desafíos que deben ser abordados desde una perspectiva de oportunidad. Dentro de este amplio espectro de impacto, el sector público es, entre otros, uno de los campos más prometedores para capitalizar las ventajas que la IA puede ofrecer.
En este contexto, la administración pública vasca se encuentra ante la posibilidad de redefinir su interacción con la ciudadanía y su propia eficiencia operativa. Este potencial de cambio no solo implica adaptarse a las nuevas tecnologías, sino también repensar las formas en que estas herramientas pueden servir mejor a los ciudadanos, abriendo un abanico de posibilidades para un servicio público más accesible y adaptativo.
El proceso de digitalización en la administración pública de Euskadi alcanzó un punto crítico con la llegada de la pandemia y el consiguiente confinamiento. Este período aceleró la transformación digital, llevando a que gran parte de las interacciones con la administración se realizaran de forma digital. Si bien este cambio buscaba eficiencia y agilidad, no siempre fue recibido positivamente por la sociedad.
La transición hacia lo digital, aunque necesaria, no se acompañó siempre de una adecuada comprensión o adaptación a las necesidades reales de la ciudadanía. Los sistemas de autenticación, aunque funcionales, no siempre han sido sencillos. Las herramientas, aunque avanzadas, frecuentemente carecieron de la usabilidad requerida. Y lo más importante, el lenguaje utilizado en estas plataformas digitales a menudo no ha sido lo suficientemente claro y cercano.
Esta situación ha llevado a una brecha entre la administración y la ciudadanía. La digitalización ha añadido una capa de complejidad y distanciamiento, y las interfaces digitales, terminaron siendo percibidas como impersonales y, a veces, excluyentes.
Aquí es donde surge una oportunidad única para la IA y, en particular, los grandes modelos de lenguaje. Estas tecnologías emergentes tienen el potencial de simplificar las interacciones digitales, de hacerlas más personalizadas, accesibles y, en última instancia, más humanas. Estos modelos pueden ofrecer una interacción que imita el calor y la comprensión de un encuentro humano, modulando el lenguaje a las necesidades del interlocutor y proporcionando, sobre todo, respuestas.
Imaginemos asistentes que no solo guían a los ciudadanos a través de los trámites, sino que también comprenden sus preocupaciones y responden a ellas de manera eficaz y empática.
Esta visión de una administración pública no es solo una posibilidad; es una necesidad en un mundo cada vez más digitalizado. La implementación efectiva de la IA en la administración pública puede ser el puente que restaure y fortalezca la conexión entre la administración y sus ciudadanos, mostrando que la tecnología, cuando se utiliza de manera adecuada, puede acercar más que distanciar.
Un estudio del Cluster de Sociolingüística en Bizkaia desveló una realidad que probablemente se de en toda Euskadi: una diversidad lingüística de más de 120 lenguas habladas como resultado del fenómeno migratorio. Esta diversidad no solo representa un tapiz cultural valioso, sino también un desafío y una oportunidad única. Se abre la posibilidad de ofrecer servicios altamente accesibles, pudiendo informar y asistir en la lengua materna de gran parte de la ciudadanía, independientemente de si es una lengua oficial.
Esta realidad lleva a una reflexión más profunda sobre cómo la administración pública puede y debe comunicarse con las personas a las que sirve. En este escenario, la IA y los modelos de lenguaje emergen como herramientas clave para lograr este nivel de accesibilidad y personalización.
El euskera, como elemento vital de nuestra identidad cultural, ocupa un lugar central en el país y la administración pública invierte significativamente en lograr que los euskaldunes puedan vivir y trabajar en igualdad de condiciones. Es imperativo que los avances en IA y los modelos de lenguaje estén adecuadamente ‘entrenados’ para operar en euskera. El éxito de los esfuerzos de euskaldunización podría verse socavado si las herramientas que hacen competitivas a las empresas y en general a la ciudadanía no están preparadas.
La evolución de la IA en la traducción y el procesamiento de lenguaje promete transformaciones aún más profundas. Pronto, veremos que el contenido disponible en plataformas como YouTube o Netflix será accesible en idiomas para los que no se grabó o dobló, gracias a la traducción en tiempo real. Este avance tiene el potencial de revolucionar el consumo de contenido en euskera ampliando significativamente el acceso y la exposición. Para que esto se haga realidad, es crucial un esfuerzo concertado por parte de la administración pública, el sector tecnológico y la comunidad académica.
La implementación de la IA en el sector público se traduce en una notable oportunidad para potenciar la eficiencia operativa. Esto se logra mediante la automatización de tareas previamente ejecutadas por una amplia fuerza laboral y reasignar el talento humano hacia actividades más estratégicas como el análisis de indicadores de servicio, la toma de decisiones informadas o la propia prestación de servicios a la ciudadanía.
La IA puede desempeñar un papel crucial en la recopilación, análisis y presentación de información accesible a la ciudadanía en general. La transparencia no son simplemente cuestiones de acceso a los datos; se trata de hacer que esos datos sean legibles, comprensibles y útiles. La IA tiene el potencial de transformar montañas de datos en narrativas claras y comprensibles, facilitando una participación pública más informada y una toma de decisiones más efectiva.
El impacto de herramientas de IA de este tipo es inmenso y aún inexplorado. La clave está en abrazar estas tecnologías no solo como soluciones a problemas existentes, sino como catalizadores de nuevas formas de gobernanza y participación ciudadana.
En el contexto de Euskadi, la colaboración entre la administración pública y el sector privado, especialmente con empresas tecnológicas locales, es crucial para impulsar la innovación en IA. Un ejemplo destacado de este tipo de colaboración es el Centro Vasco de Inteligencia Artificial (BAIC). BAIC representa un espacio de colaboración público-privada enfocado en la aceleración de la implementación de la IA en la industria vasca.
La experiencia y el éxito de BAIC en impulsar soluciones de IA para la industria pueden ser un modelo a seguir para repensar la administración pública vasca. Una colaboración similar podría desarrollarse en el ámbito de la administración pública. Este modelo de colaboración fomentaría la creación de soluciones de IA adaptadas a las necesidades específicas de la administración pública, fortaleciendo así la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana.
Nos encontramos en un momento adecuado, a las puertas de un nuevo Gobierno en Euskadi, un tiempo propicio para adoptar una perspectiva de oportunidad frente a los desafíos y posibilidades que la IA ofrece. Este es un momento para reimaginar nuestra administración pública.
La integración de la IA en los servicios públicos, con un enfoque en la eficiencia y la eficacia, no es solo una mejora tecnológica, sino una transformación hacia un servicio más humano y cercano. Más accesible y transparente.
Este momento de una nueva generación de liderazgos es una invitación a repensar no solo nuestras herramientas y procesos, sino también nuestras prioridades y objetivos como sociedad. La IA nos ofrece la oportunidad de construir una administración pública que no solo sea más eficiente, sino también más inclusiva y adaptativa, reflejando y respetando la rica diversidad de Euskadi.
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