¿Cuánto vale el dinero?

Por ejemplo, el dinero es más caro cuanto más dificultades tiene uno para reunirlo. Ahí están los intereses que ustedes y yo pagamos cuando aplazamos un gasto. En ese caso hace falta un intermediario financiero que adelanta el dinero y, a más plazo, más caro acaba saliendo el bien adquirido. Invertimos en la posibilidad de usarlo mientras aún no es nuestro del todo. Cuando por fin lo es, suele haberse quedado obsoleto, pero no digo que eso sea culpa de la obsolescencia programada, no sea que me deslice hacia la conspiranoia.

Pero tampoco esa relación es estable. Pongamos que, en lugar de prestarle a usted dinero una entidad financiera, se lo presta usted. Me explico. Su banco convierte sus ahorros bajo su custodia en activos depositados pero no estáticos. Cuando en el pasado, en determinadas entidades o países, los ahorradores han querido retirar su dinero y se han encontrado con un ‘corralito’, era porque el banco no tenía su dinero: había perdido su liquidez invirtiéndolo en otros bienes con los que obtener beneficios para ellos o intereses para usted.

Bueno, pues si su banco necesita adquirir liquidez para financiar una inversión o responder a la demanda de sus ahorradores, tiene que ir al mercado interbancario o al Banco Central. Unos y otro le cobrarán intereses que superan ahora mismo, en el caso del euríbor, un 4% y, en el del BCE, tras la subida de ayer, el 4,5%.

Pero el préstamo de dinero al banco que usted hace cada vez que le ingresan la nómina o ahorra un piquito, no vale prácticamente nada. El ahorro depositado no se le paga. Los clientes prestan al 0% mientras sus entidades financieras no empiecen a remunerar sus depósitos. Llegará, no lo duden, porque siempre será más barato captar fondos al 2 o 3% que pagarle un 4,5 al BCE. El problema es que, ahora mismo, no lo necesitan porque tampoco a ellos les piden financiación.