Resuenan en la memoria las palabras de Leire Pajín, cuando en el año 2009 nos pidió que estuviéramos atentos “al próximo acontecimiento histórico que se producirá en este planeta, la coincidencia en breve en ambos lados del Atlántico de Obama y Zapatero en la presidencia de la Unión Europea”. Añadía: “Dos políticas progresistas, dos liderazgos, una visión del mundo, y una esperanza para muchos seres humanos”. Todo eso. Se refería a la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea que tuvo lugar en el primer semestre de 2010. Al cabo del mismo, se pudo leer, en solvente crónica periodística titulada “Zapatero dejará la Presidencia de la UE sin cumplir ninguno de los objetivos previstos” que el entonces presidente “se ha equivocado, en Europa hay que ser muy prudente, no es como la política nacional, y se ha quedado sin margen para sacar adelante sus promesas”. Añadía el análisis que “el Ejecutivo español ha quedado excluido de las grandes decisiones económicas, como el rescate a Grecia, y ha sido incapaz de impulsar un nuevo gobierno económico para los 27. España no ha estado a los mandos”. La historia que se vivió entonces se repite ahora.

Para empezar, llamar “presidencia europea” a la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea es el primero de los grandes engaños, el que un gobierno socialista diseminó en 2009 y vuelve a difundir ahora. Hay que seguir el hilo de las explicaciones que está dando estos días la profesora Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Complutense. Explica con tino que la presidencia rotatoria del Consejo de la UE lo que realmente hace es asumir la coordinación y dirección de los trabajos del Consejo de Ministros, y nunca de otras instituciones. Que opera para dar impulso y coordinar las posiciones nacionales en ese Consejo de Ministros, sólo ahí, y nunca en el conjunto político de la UE. Y que la Unión solo se representa entre los países por la presidenta de la Comisión, Von der Leyen, el Alto Representante, Borrell (en el área exterior), y por el presidente del Consejo Europeo, Michels. Tres son multitud, dice la profesora Mangas, como para añadir a un cuarto presidente, cosa que no hizo el Tratado. Porque lo que hay que saber es que el Consejo de Ministros, lo que preside España desde ayer, no tiene iniciativa legislativa, por lo que es imposible que España pueda lanzar propuestas propias. Solo le cabe impulsar las que ya estén presentadas por la Comisión, o las del programa legislativo pactado con el Parlamento Europeo. El Consejo de Ministros se reúne sólo en función de los temas que deba tratar derivado de los anteriores. Por lo que es meridiano que España no presidirá la UE, dada la simple razón de que no existe ese cargo. Solo se presidirá el Consejo de Ministros, por el que no pasa un primer ministro o jefe de Estado desde 1952.

El perímetro institucional es este. A partir de aquí, la propaganda política: lo mismo da Pajín en el año 2009 que el coro de ministros actuales. Por motivos profesionales sigo con detalle lo que pasa en el mundillo sanitario, y en los últimos meses he visto que cada vez que la ministra Darias iba a inaugurar un congreso, decía impúdicamente a los asistentes que su trabajo era muy importante y que lo iba a llevar a la presidencia europea. Si era sobre cáncer, “incorporaremos el cáncer a los trabajos de la presidencia”. Si era sobre enfermedades raras, lo mismo. O sobre vacunas, o salud mental, o alimentación, o lo que se terciara. Y así un día tras otro, y un ministro tras otro. Rostro de cemento y ristra de falacias, como si nuestro país fuera a desempeñar un liderazgo que es imposible que exista porque no se corresponde con la estructuración institucional de la UE. Te metes en la página web que el Gobierno ha montado con motivo del acontecimiento, y ves que hay algunas reuniones informales de ministros (es decir, sin capacidad alguna de adoptar acuerdos, mero turismo), y un montón de saraos de todo tipo, jornadas de supuesto carácter técnico, desperdigadas por toda España, con la finalidad de que los medios se entretengan un ratito. Uno piensa que seguimos siendo un país paleto y eternamente acomplejado, en el que nos dicen que estamos al frente de la UE y nos lo creemos. En todo caso, sí somos acreedores de la desdicha de sufrir en silencio manipulaciones sin fin, que se perpetúan década tras década.