En Irán, numerosas mujeres están siendo sido víctimas de la incuria gubernamental debido a la obligación impuesta de llevar el velo. Estas mujeres, propietarias de pequeñas empresas como tiendas de bisutería, alimentación, oficinas de cambio, souvenirs y otros establecimientos de proximidad, se han visto obligadas a cerrar sus negocios por negarse a usar el velo mientras atienden a sus clientes. Es importante destacar que esta es sólo una de las muchas formas en que la opresión del Gobierno de la República Islámica afecta a las mujeres en Irán. El uso obligatorio del hijab ha sido una política controvertida en Irán durante décadas. Desde la revolución iraní de 1979, el velo es preceptivo para todas las mujeres en espacios públicos. Aunque la ley ha sido objeto de protestas y cuestionamientos, la autoridad pública responde a cada conato de resistencia con renovadas vueltas de tuerca a la normativa discriminatoria.
Las mujeres iraníes son arrestadas, multadas e incluso encarceladas por no cumplir con la ley del hijab. Muchas mujeres luchan contra esta política, argumentando que es una violación de su autonomía personal y sus derechos fundamentales, incluyendo la libertad de religión y de expresión. Además, algunas mujeres han argumentado que la política del hijab les impide participar en la vida pública y la economía, no ya en condiciones de igualdad sino con un mínimo de eficacia profesional.
Ahora, estas pequeñas empresarias y trabajadoras por cuenta propia se enfrentan a la complicada decisión de cerrar sus negocios o usar el velo para atender a sus clientes. La situación es preocupante porque la economía iraní ha sido duramente golpeada por las sanciones económicas y la pandemia del covid-19. Al igual que en la mayor parte de los países islámicos, los pequeños negocios son un componente vital de la economía iraní y estas mujeres son dueñas de algunos de ellos. Al cerrar estas empresas, no sólo se priva a estas mujeres de su sustento; también se perjudica a la economía local.
Esta situación debe ser denunciada y abordada por la comunidad internacional. Los Gobiernos occidentales y organizaciones internacionales deben tomar medidas para hacer visible el problema y presionar al gobierno iraní para que ponga fin a esta política discriminatoria. Entre las medidas que se podrían tomar se incluyen las siguientes:
Hacer visible la situación de estas mujeres: medios de comunicación y las organizaciones de derechos humanos deben resaltar la difícil situación que estas mujeres están enfrentando. La presión pública puede ser un medio efectivo para llamar la atención del Gobierno iraní.
Apoyar a estas mujeres empresarias: las organizaciones no gubernamentales pueden proporcionar apoyo financiero a estas mujeres y a sus negocios para ayudarlas a sobrevivir durante este difícil período.
Abogar por la igualdad de género: la discriminación contra las mujeres debe ser abordada como un tema de derechos humanos en todas las discusiones con el Gobierno iraní. Gobiernos y organizaciones internacionales deben presionar para que se respeten los derechos de las mujeres en todas las áreas de la vida.
Y, por supuesto, apoyar a las mujeres activistas: las mujeres activistas en Irán llevan décadas luchando por sus derechos. Pero hasta ahora, parece que nadie las ve. Los gobiernos de Occidente y las organizaciones internacionales deben apoyar a estas activistas y trabajar con ellas para abogar por los derechos de la mujer.
Los problemas de las mujeres empresarias en Irán son consecuencia directa de la opresión que sufren las mujeres en ese país. La política del hijab ha sido objeto de críticas durante años, poniendo énfasis en su uso como herramienta para limitar la participación de las mujeres en la vida pública y la economía. La situación de estas mujeres empresarias es especialmente preocupante debido a la difícil coyuntura económica en la que se encuentra la República Islámica de Irán.
Es tiempo de que la comunidad internacional tome medidas para abordar esta discriminación contra las mujeres en Irán. Los gobiernos occidentales y las organizaciones internacionales deben utilizar cuantos medios hallen a su alcance para persuadir al Gobierno iraní para que ponga fin a la política del hijab y respete los derechos humanos, tanto de mujeres como de hombres. Es necesario apoyar a las empresarias y activistas en Irán, y trabajar juntos para lograr un futuro más justo y equitativo para toda la población. La lucha por la igualdad de género en Irán es una lucha por los derechos humanos fundamentales. Debe ser apoyada por la comunidad internacional.