Y con las navidades llega el tercer paquete de medidas anticrisis.
Como si fuera fruto del funambulismo, nos estamos empezando a acostumbrar a grandes anuncios de medidas por parte del Gobierno.
A finales de abril, el mago Sánchez nos anunciaba un primer paquete de medidas anticrisis, consistentes en 6.000 millones de euros en forma de ayudas directas y rebajas de impuestos. Pero, si esto no nos había sorprendido lo suficiente, a finales de junio, el brujo Sánchez se sacó de la chistera otro paquete de medidas anticrisis. En esa ocasión sorprendía con una partida de mil millones de euros y una rebaja selectiva de impuestos para poder amortiguar el alza de precios. Y, como siempre ocurre en todas las sesiones de magia, no hay dos sin tres y Sánchez, nuevamente ha sacado su varita mágica para anunciarnos un tercer paquete de medidas anticrisis. Sin olvidarnos de que la magia se realiza en ciernes de un año electoral. Este nuevo paquete sorprende aún más debido a la amplitud de su espectro.
Algunas de estas medidas, tan sorprendentes como ilusionantes son: un cheque de compra de 200 euros, una congelación de los alquileres por seis meses, manteniendo el límite del 2% para la actualización de las rentas de alquiler, una rebaja de tipos de IVA de algunos productos, es decir, se suprime durante seis meses el IVA del 4% aplicable a cada uno de los alimentos de primera necesidad, entre ellos el pan o frutas y verduras, y también rebaja del 10% al 5% del IVA del aceite y la pasta con el fin de paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania.
Y, como a todo buen prestigiador, la calidad de los trucos, la necesidad de los mismos y la realización podemos decir que es magnífica, pero cuando sepamos la trastienda de este endeudamiento quizás nos genere más rechazo que admiración y los aplausos finales se conviertan en silbidos de un público decepcionado al ver las consecuencias de estos paquetes ingentes de dinero.