Ala pregunta ¿qué le pedirías al presidente del Gobierno? podía haber respondido “que se comprometa a salvar vidas de migrantes africanos que mueren en el Mediterráneo” o también “que su gobierno sea flexible en la aplicación de la ley de extranjería” o podía haber sido “que luche activamente contra el hambre y la extrema pobreza en África”. Pero no. Lo que respondió el joven Nico Williams al periodista del diario Marca (22 de septiembre de 2022) fue: “Que baje los impuestos”.

Este joven nacido en Iruñea, hijo, como su hermano Iñaki, de migrantes ghaneses que vivieron una estremecedora historia para llegar a Europa, cruzando el desierto en condiciones de miseria extrema, reúne una historia familiar que podría haber sido la base de una conciencia de clase y racial solidaria con las mujeres y hombres africanos que se juegan la vida por tratar de tener una vida mejor. Sin embargo, el joven futbolista, ejerciendo el derecho a opinar libremente, optó por pedir, en el marco de una entrevista, “que baje los impuestos”.

Si saco este asunto a relucir es como una prueba más del fallido mundo en que vivimos. Y para decirle a todos los que piensan como Nico que los impuestos son la sangre que nutre el cuerpo social. Son la llave que abre la oportunidad de una mejor sanidad gratuita, de una educación pública e igualmente gratuita. Los impuestos hacen posibles políticas sociales de ayuda, de subsidios, dan vida a la RGI, a la redistribución de la riqueza, aunque sea en un grado muy insuficiente todavía. Claro que la clave reside en el principio de que contribuya más el que más tiene. La verdad es que ser muy joven y millonario no es algo fácil de gestionar. La tentación a la insolidaridad no concede espacio a la memoria de dónde venimos.

El padre y la madre de los hermanos Williams son héroes que lo arriesgaron todo por una vida mejor, y que seguramente recibieron ayuda de las instituciones. Como tantos miles y miles de migrantes que reciben algunas ayudas del Estado que recauda impuestos para poder hacerlo. Con la familia instalada en Euskadi los Williams deben saber que la migración continúa, que con ellos no ha llegado a su fin. Deberían tenerlo en cuenta para seguir ayudando a los sectores más vulnerables. Nico es muy joven e inexperto en el trato con los medios de comunicación, pero alguien debería ayudarle a entender que vivir en sociedad exige al menos una porción de solidaridad. Que el individualismo, el egoísmo de quienes tienen grandes ingresos, es una opción que moralmente no debería ser válida para quien ha pasado de la pobreza a la riqueza y forma parte de un colectivo maltratado, perseguido por el color de su piel.

Reconozco que mantengo la utopía de creer que quienes han sufrido mucho están en mejor situación para entender lo que es la conciencia social. Pero estoy equivocado. Seguramente la colonización de nuestras mentes y pensamientos siguen jugándonos malas pasadas y no importa tanto el pasado.

El caso es que por el mundo suceden cosas que confirman aquello de que no hay más tonto que un obrero de derechas. El famoso futbolista Neymar, brasileño, apoya la reelección de Jair Bolsonaro. A pesar de que este señor de ultraderecha es racista y está implicado en represiones brutales contra comunidades originarias en la Amazonia. Pero el síndrome que une a víctimas y victimarios al parecer funciona. Claro que Neymar está reclamado por la hacienda de su país y el futbolista se considera mejor protegido por Bolsonaro. La hacienda española le reclama 35 millones de euros.

No solo Neymar apoya al fascista Bolsonaro, también lo hacen los futbolistas Rivaldo, Paulinho, Thiago Silva, Felipe Melo, Kaka, Ronaldinho, Gabriel Jesús, y unas cuantas docenas más. ¿Por qué lo hacen? Temen de manera infundada que un gobierno de izquierda les va robar el patrimonio y poner fin a su tren de vida. Sumado a ese miedo el egoísmo hace el resto. Es cierto que algunos de los futbolistas partidarios de Bolsonaro son además evangélicos. En nombre de Jesús votan a los ricos, a los poderosos. Un cóctel destructivo de la vida en sociedad y de la democracia. Todos estos señores están también contra los impuestos.

Afortunadamente la realidad de los futbolistas brasileños tiene sus contrastes. Hay una lista importante de futbolistas implicados en la lucha contra la pobreza y por la igualdad, como lo cuenta en su libro Futbolistas de izquierda el periodista Quique Peinado. l

Politólogo especialista en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo