Biescas. Cuando se publica esta homilía, estoy en Biescas, coqueta localidad del Pirineo oscense, celebrando la reunión de nuestra promoción de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza.

Biescas saltó a los medios el 7 de agosto de 1996 por la riada que asoló el cámping Las Nieves, dejando 87 personas muertas y más de 180 heridos, tragedia que podía haberse evitado si se hubiera atendido al informe técnico de un funcionario honrado del Gobierno aragonés, D. Emilio Pérez Bujarrabal, ingeniero de montes, advirtiendo que el lugar era el cono de deyección de un barranco. Pero como “nunca ha pasado nada”, primaron los intereses de los de siempre, como tantas otras veces. El asunto terminó como el rosario de la aurora, en los tribunales.

LABORDETA, UN HOMBRE SIN MáS

Además, el pasado domingo estuve viendo el documental. Precioso y entrañable retrato de un aragonés popular, alejado del estereotipo zarzuelero. Aragón, vaciada, lleva más de cien años esperando a un nuevo Joaquín Costa, no solo agrarista, pero también, para impulsar un desarrollo económico más uniforme que el que ahora padecen, centrado en Zaragoza. No llega. Quizás ya no sea posible. Los políticos de turno siempre pueden ocultar su desidia señalando a Cataluña, que se lleva el agua o a Euskadi por su Concierto Económico. Una pena.

LA CESTA BÁSICA

La propuesta de la cesta con 30 productos básicos de la distribuidora francesa Carrefour a 30€, aprovechada al vuelo por la ministra mediática por excelencia, ha tenido una efímera existencia. Lo que comenzó como una campaña de marketing de la distribuidora, precipitando la ocurrencia de intervenir los precios de Yolanda Díaz, ha finalizado en un fiasco y el cabreo interno del sector de la distribución.

La ministra recordaba la iniciativa de Sarkozy en 2011, solicitando la colaboración a las grandes superficies que quisieran adherirse voluntariamente a la iniciativa, ofertando una “cesta de los esenciales”, es decir, 10 productos de calidad a un precio especial que los hiciera atractivos al consumidor.

La cesta que sugería la distribuidora francesa carecía de leche, huevos o legumbres y contenía una decena de productos ultraprocesados, del tipo de galletas, albóndigas en lata, cereales, copos o el mal llamado chocolate blanco, que de cacao sólo tiene la grasa.

LOS ULTRAPROCESADOS

Si nos atenemos a su definición, son formulaciones industriales, principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, de ínfima calidad, además de aditivos potenciadores del sabor, aromatizantes o emulsionantes y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos.

Se estima que el 50% del presupuesto de muchos de estos alimentos se destina al envasado, el 40% al marketing y solo el 10% a los ingredientes.

Son ricos en energía, grasas no saludables, almidones refinados, azúcares libres o sal, y pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes. Suelen estar nutricionalmente desequilibrados. Ejemplos de ultraprocesados son los embutidos, salchichas, chorizos y salchichones, los nuggets de pollo, los fiambres, pizzas, helados, pastelería y bollería industriales, palmera de chocolate incluida, el surimi en sus diferentes formas, las galletas, los cereales del desayuno, las mermeladas, las bebidas edulcoradas, como refrescos, zumos y bebidas lácteas, incluyendo las fórmulas infantiles y las leches para niños, mal llamadas leches de crecimiento, los aperitivos de bolsa, yogures de sabores y las bebidas destiladas.

Se trata de productos diseñados para resultar muy sabrosos y atractivos, con una vida útil prolongada, listos para consumir en cualquier lugar y momento.

No existe ningún ultraprocesado que sea saludable. Su aporte nutricional es muy bajo, acorde con su precio, lo que les hace asequibles a esos consumidores a los que la distribuidora francesa dirigía su oferta. Lo que no quiere decir que la chavalería no deba tomar el bocadillo de chorizo en la merienda o que yo cene de vez en cuando un bocata de salchichón de Los Pedroches. Como en todo, el problema está en la dosis y la frecuencia.

Estos alimentos justifican que las clases más desfavorecidas, más vulnerables a la publicidad, son las que mayores índices de obesidad presentan, debido a este tipo de alimentación insana y desequilibrada, pero más barata. El precio influye sobremanera en los hábitos alimenticios de la población.

En cambio, son alimentos procesados y entrañan menos peligros nutricionales las conservas de pescado y el queso, comprobando el porcentaje de sal –a partir de un 1% de sal ya es excesivo e incluso peligroso para los hipertensos–, vegetales en conserva, vino, cerveza, pan, jamón y carne curada, pescado ahumado o frutos secos salados.

El consumidor consciente debe de analizar composición que aparece en el envase, en la que los ingredientes deben figurar de mayor a menor porcentaje.

Tome nota la ministra mediática, aunque el competente en estos asuntos sea el de Consumo, mejor que esté callando, porque siempre que habla la lía. La mejor manera de promover una alimentación saludable es mediante políticas económicas. Eso implica reducir el precio de los alimentos saludables mediante la fórmula más idónea, que haberlas haylas, “la imaginación al poder”, apoyar y promocionar los productos frescos y abordar una política de subsidios controlados a los grupos más desfavorecidos para su adquisición, encareciendo los no saludables, mediante impuestos.

GRIPE Y COVID-19

A estas alturas, no hará falta insistir sobre la conveniencia de vacunarse.

HOY DOMINGO

Incógnita. Me temo que algún ultraprocesado cae. Un picnic que nos han preparado en el hotel donde nos hemos alojado, para degustarlo en el Valle de la Ripera, sobre Panticosa.

AGURAIN

Después de la bonita feria celebrada en Asteasu el domingo pasado, este próximo martes toca la Feria ganadera de Agurain. Cita imprescindible para curiosos y profesionales. l