ay que decir la verdad, aunque duela, sostiene Jaime Mayor Oreja. No hay que dejar que prevalezca la mentira, reitera Jaime Mayor Oreja. Y va y la suelta: la derrota de ETA es una entelequia, ETA está más presente que nunca en Euskadi y ETA está cogobernando España. Si prefieren encierro el despropósito entre comillas, no vayan a pensar que es fruto de mi mollera. Pues no: así mismito lo ha contado el sempiterno agorero en Radio Nacional. La gravedad del asunto -recordemos hoy a los 79 secuestrados por ETA, de los cuales doce acabaron asesinados y catorce con disparos en las piernas-, o sea, el luto de tantísimo espanto impidió al locutor que lo entrevistaba llamar a un médico. Porque si hay que decir la verdad, aunque duela, y si no hay que dejar que prevalezca la mentira, se podrá escribir que Jaime Mayor Oreja ha perdido la memoria o la cabeza. Al menos, la vista.

Sentenciar que ETA ha ganado después de que, por mucha declaración solemne y pompa internacional con que adorne su adiós, abandonara las armas sin haber logrado ni uno solo de sus objetivos; subrayar que jamás ETA ha tenido tanta vigencia como ahora en el País Vasco, cuando padecimos años de casi cien cadáveres y décadas en las que él mismo, quien fuera ministro de Interior, tuvo que llevar guardaespaldas; concluir que ETA, sí, ETA, codirige, suponemos que en la sombra, el destino de los españoles mientras el presidente se reúne, yo qué sé, con la patronal y los sindicatos, en fin, todo esto es más que un absurdo: es una infamia. Vamos, que amén del norte y el oremus ha perdido la vergüenza y el respeto a las víctimas de aquel horror. Y no parece que le duela.