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Ambición

No hace mucho leíamos que un faraón de la primera dinastía, cuyo nombre no recuerdo, se hizo enterrar con diez burros para que estos acarreasen con su riqueza y víveres que pensaba utilizar en la otra vida, en el más allá. Al parecer, no hace mucho tiempo que unos arqueólogos han descubierto el sarcófago de este faraón, rodeado de esqueletos de burro que, contados, eran diez. Veremos que desde el principio de los tiempos la ambición le ha desbordado al hombre, y desde que se inventó el dinero la codicia ha ido a más. Vemos con preocupación que cada vez más se van instalando grandes imperios comerciales que son la ruina del pequeño comercio, que son los que dan vida a las ciudades y las alimentan con sus impuestos, cuando aquellos pagan cantidades irrisorias en relación a su volumen de ventas. Las grandes fortunas que hoy dominan las finanzas es de esperar que sepan que no les va a hacer falta enterrarse con sus tesoros, y que piensen en nosotros, los burros.