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Mesa de Redacción

Jurdan Arretxe

Escozores y salvaciones

ndan por el Camp Nou con un escozor similar al que tuvieron en el Santiago Bernabéu cuando la Real fue derrotada de penalti en Barcelona en marzo. Entonces fue para ellos una victoria más en la oficina. 1-0 de penalti que no discutiremos porque la labor del árbitro, ya sabemos, siempre es complicada. El conjunto blanquiazul hizo méritos para más, pero en la historia realista son más las tardes en las que la Real acumula más méritos que resultados. Y pese a eso, aquí estamos. La del Camp Nou fue una de esas muchas tardes y la del domingo pasado, otra. Muchos culpan al trencilla del choque de la resolución del partido, aunque quizá sea demasiado concluir. No obstante, como la ex que prefieres evitar al entrar en un bar, la Real debe verse con un árbitro en todos los partidos. Y desde que se implantó el VAR, con dos. La no-roja, el penalti, el gol anulado y la mano de Benzema no tienen más vuelta, por mucho que se la den en Barcelona. Como se la dieron en Madrid al penal de marzo en el Camp Nou. Un bucle de ruido que ningunea al equipo más perjudicado (aclaración: el que se quedó sin puntos) pese a sus méritos. Enrique Ballester recordó el lunes que alguien dijo que el VAR nos salvaría de las polémicas. Lo que no dijo es quién nos iba a salvar de nosotros mismos, que es de lo que va la vida.