En base a resquicios y contradicciones de la Ley de Caza, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha permitido cazar en Ulia. Parece que las distancias no importan en un entorno pequeño y limitado, con miles de paseantes y usuarios. Será legal pero, ¿es sensato? La caza en Ulia no tiene sitio. Ulia, uno de los montes que simbolizan San Sebastián, parque periurbano y lugar de esparcimiento, ocio y disfrute, tiene unos más que destacables valores naturales que le han llevado a formar parte de la Red Natura 2000 de la UE. Alberga especies de flora y fauna amenazadas y hábitats de interés que le han valido ser Zona de Especial Conservación. Recibe la visita de decenas de miles de personas al año. Por el camino Talaia, GR-121, pasan más de 110.000, por el Camino de Santiago más de 15.000, y eso sin contar con las decenas de miles de personas que hacen recorridos locales y cortos, o simplemente pasean o disfrutan de la naturaleza. Ulia siempre ha sido un planazo. Sin embargo, este otoño se ha roto la armonía existente, ha vuelto la caza.

Lo que hasta hace poco eran tiros lejanos, ahora es estruendo ensordecedor en algunos puntos y en algunos momentos. La cercanía de las armas de fuego a los senderos es una amenaza y un peligro real. Parece que los cazadores tienen derechos superiores y que su afición está por encima del resto de los ciudadanos, incluso por encima de su seguridad. La sentencia del TSJPV será conforme a derecho, pero desde luego ni es justa, ni es lógica. Lo que deja en evidencia esa decisión es que la Ley de Caza tiene importantes fallos, al menos en lo que a seguridad concierne.

La prohibición de la caza en Ulia era una aspiración de numerosas asociaciones y colectivos ciudadanos de la ciudad. En 2010 el Ayuntamiento de Donostia la hizo suya y, poco más tarde, el de Pasaia también. En 2012 se amplió a Ulia la zona de seguridad de San Sebastián para la caza, creada en 1989. En 2014 volvió a ampliarse hasta alcanzar la totalidad del monte, tanto en Donostia como en Pasaia y se prohibió oficialmente la caza. Sin embargo, el TSJPV anuló ambas órdenes forales en 2014 y 2017, respectivamente. La Diputación intentó mantener esa prohibición eliminando los puestos del registro oficial, pero este junio el TSJPV la ha anulado de igual manera, autorizando la caza. La Federación de Caza le ha ganado en tres ocasiones a la Diputación en los tribunales. Penoso, ¿no?

Pero lo peor es que esto pueda ocurrir y no parece muy razonable que la seguridad de las personas dependa de un listado. En un lugar no muy amplio y con una afluencia tan grande de personas, autorizar la caza nos parece una irresponsabilidad, además de peligroso. ¿Y si hay algún accidente? ¿Quién asumirá cuentas y dará explicaciones, la Federación, los jueces de la sentencia, o los políticos que han aprobado esa ley? Si tiene fallos, que se cambie cuanto antes, pero en Ulia no cabe la caza. Ulian ehizarik ez!