Aquel equipo
Me gustó la forma en que contestó el líder de ERC, Oriol Junqueras, al fiscal español en el Tribunal Supremo el pasado jueves 14. Allí estaba él con su traje y corbata negra, valiente, apasionado, con lenguaje entendible y argumentación sin complejos. Reivindicó el ejercicio del derecho de autodeterminación, la independencia para Catalunya, lo que hicieron el 1 de octubre, repitiendo con énfasis que votar -y además sin una gota de violencia y abominándola con enfado- no había sido un delito y prohibirlo, sí. Se declaró cristiano y dijo que amaba a España y a sus gentes. Escuchándole, me pareció estar viendo a D. Manuel de Irujo (en la imagen de la derecha, en 1947 en Montpellier en el Congreso de ERC, acompañado de Lasarte y Jauregui). En esa longitud de onda no hay nadie de Bildu. Para eso hay que ser un líder sólido, con principios, no gente con empacho ideológico de consignas y un millón de complejos. Ojalá se les pegue algo del liderazgo político de este dirigente porque, visto lo visto, no parecen tener en claro casi nada: no apoyan los presupuestos en Euzkadi pretendiendo mezclarlos con las pensiones, votan en Madrid contra las cuentas y junto al PP y Ciudadanos para decir al segundo siguiente que Sánchez hace muy mal convocando elecciones, lloriquean porque no les han llamado a ninguna consulta, van a la toma de posesión de un dictador como Maduro, marean la perdiz para terminar en Gasteiz no votando los aumentos de la RGI, la retribución de los funcionarios y el concierto educativo porque Elkarrekin Podemos se les había adelantado... Lo más parecido a un grupo de niños de 7 años con casqueta haciendo política y poniéndolo todo perdido.
Junqueras, que es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad y sabe de qué va la cosa, es un socialista catalán independentista, un cristiano que en estas elecciones ocupará parte del espacio que deja una desaparecida CiU y que si tiene la habilidad de no pactar en nada con la CUP, y por tanto no llevar las cosas al abismo, será en breve la gran referencia catalana. Otra cosa es la estrategia llevada hasta ahora, de la que mucho se podría hablar y que tiene a mi juicio serios errores.
Prefiero volver a la claridad del pasado día 14, que me recuerda lo que nos decían nuestros mayores tras la muerte de Franco. Tenían clavada la espina de no haber estado en el Pacto de San Sebastián en 1930 que trajo la República y nos decían que había que ir a todo, ”hasta a un congreso de bomberos”, según Aguirre. Por eso aquel EAJ/PNV hizo caso de su experiencia. Nadie podía dudar de su aber-tzalismo, ni de su entrega (varios habían sido condenados a muerte y habían pasado mil calamidades) y nadie ponía en duda su acrisolado cristianismo, que nada tenía que ver con el nacionalcatolicismo. Aquella generación nos decía que teníamos que tener amigos políticos en Madrid, que debíamos usar la cabeza y no las vísceras, que ETA tenía tras sí un proyecto totalitario, que el horizonte era Europa y que había que lograr que EAJ/PNV siguiera siendo la columna vertebral del país. Y no hay más que mirar lo hecho para comprobar que aquella hoja de ruta se ha cumplido y Euzkadi está como está, puntera en casi todo y no por la larga visión de nuestros chavistas domésticos, incapaces de comprometerse en nada serio y constructivo, a pesar de que ahora no quieran hablar de aquellos años de plomo y desolación de la lucha armada. Generaciones maximalistas que abominan de los compromisos políticos propios del sistema y que siguen teniendo una visión desdeñosa de las libertades democráticas.
Acaba de ser editado por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) un interesante libro titulado La Democracia Cristiana Alemana y su aportación a la transición española, de la bilbaina Natalia Urigüen, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria y doctora europea en Historia. Es una tesis de grado muy trabajada, con mucha información y documentación y donde aparecen EAJ/PNV, la Fundación Konrad Adenauer, los cursos en Colonia y Berlín, las doce tribus democristianas durante el franquismo, la entrada en la OTAN y mucha y valiosa información. En su día, pude suministrarle la narración de lo que vivimos habida cuenta que Pello Irujo, Mikel Isasi, Joseba Azkarraga, Mikel Estabillo, Ruiz Olabuenaga, Kepa Sodupe, Barandiaran, Txurruka, Joseba Goikoetxea, Gorka Aguirre Azketa y quien esto escribe anduvimos por aquellos lares en 1976 junto a dirigentes de Unió Democrática de Catalunya en la preparación de cuadros mirando a Europa. Formábamos parte del Equipo Demócrata Cristiano del Estado español dirigido por Antón Canyellas, Ruiz Monrabal, Ruiz Jiménez, Juan de Ajuriaguerra y Gil Robles y seguíamos el criterio que he mencionado de tener interlocutores en Madrid y evitar que en el Estado español los extremos volvieran a tocarse en Frentes Populares o Frentes Nacionales.
Natalia analiza en su tesis el Equipo de esta manera: ”Inicialmente el PNV y posteriormente el resto de los grupos según se fueron creando quisieron formar parte de los foros políticos democristianos de esa nueva Europa libre y unida que se estaba gestando. El interés de los diferentes grupos por el acercamiento a la organización demócrata cristiana europea se justificó por varios motivos: su identificación con las ideas básicas de los padres de la democracia cristiana; la gran importancia que daban estos grupos al común denominador que fue la idea europeísta; la necesidad de que los partidos homólogos europeos supieran de su existencia a pesar de la clandestinidad y poder, por lo tanto, recibir un apoyo exterior según evolucionaba la situación en España; y, finalmente, la posibilidad de hacer de la organización democristiana europea una plataforma de denuncia de los abusos del régimen franquista y, desde esta, presionar y exigir el cambio democrático”.
Mientras esto ocurría, ETA basaba su acción en la lucha armada con criterios tercermundistas, se arrogaba la representación de todo el pueblo vasco, proyectaba de Euzkadi una imagen deplorable, dividía a la sociedad y demostraba que la construcción europea le importaba un pito. El PNV mantenía un gobierno en el exilio y apostaba por la “Causa del Pueblo Vasco” de Landaburu en su encaje europeo. De hecho el Aberri Eguna de Donostia de 1933 había sido el de Euzkadi-Europa. Lo describe Natalia Uriguen cuando explica cómo el único partido que estuvo en el nacimiento de la Europa federal a través de los NEI en 1947 fue el PNV, que abrió la puerta a los catalanes de Unió, aunque los alemanes necesitaban partidos de pata negra hispana y de ahí vino el nacimiento de aquel Equipo, no de un solo partido sino de todo el Estado.
Entre los días 9 y 12 de diciembre de 1965 se celebró en Taormina el primer congreso de la Unión Europea Demócrata Cristiana (UEDC), heredera de los Nuevos Equipos Internacionales (NEI). Este encuentro marcó un antes y un después para la democracia cristiana del Estado durante el franquismo. Las discrepancias habían vuelto a salir a la luz y fueron de nuevo considerables. No fue hasta la noche anterior a la finalización del encuentro cuando finalmente los cuatro representantes de los grupos, Antón Canyellas, Joseba Rezola, Jesús Barros de Lis y Fernando Álvarez de Miranda firmaron un acuerdo de mínimos en los mismos términos que se habían establecido en junio de 1963. Para conseguirlo, fue necesaria la intermediación del propio presidente de la UEDC, el primer ministro italiano Mariano Rumor, y su secretario general, el belga Leo Tindemans. El Equipo del Estado Español de la Unión Europea Demócrata Cristiana se constituyó con vistas a una acción común tanto internacional como doméstica.
Sí, ya sé que son batallas del pasado que a los que creen que el mundo comienza con ellos les resbalan, pero el pedigrí de un partido de 124 años lo conforman estas cosas que van apareciendo a la luz. De ahí la reivindicación del voto útil el 28 de abril para un partido que tiene este background. El voto inútil es para los que nada más llegar a Madrid mandaron un telegrama de felicitación a Trump y ahora en el Congreso no tienen nada que enseñar más que su voto negativo a los presupuestos de Sánchez. Es la diferencia entre el voto útil y el voto inútil.