Nieve y pedagogía
Sería normal que la hermosa nevada que nos visitó el último día de febrero quedara grabada no solo en periódicos y publicaciones y en infinidad de móviles particulares pero quiero fijarme especialmente en la huella que sin duda dejó en muchísimos corazones infantiles y juveniles. La naturaleza nos brinda lecciones sin cesar en libros cines y fotos pero la experiencia del primer revolcón, la primera bola de nieve que lanzas a alguien y que recibes tú, el primer monigote blanco con su nariz de pimiento rojo, quedarán grabados en las mentes de la gente menuda por mucho tiempo: han aprendido algo nuevo sobre los misterios que la naturaleza, la vida, nos brinda sin cesar. Quiero pensar que tenemos entre nosotros muchos niños y niñas que nunca antes habían visto un manto blanco sobre la arena, los tejados, los montes cercanos, la calle, las plazas y han vivido una emoción y también una sabiduría nueva sin ir a clase: notar la textura de la nieve y el hielo, el frío en la cara, el poder hacer el muerto sin hacerse daño. Un nuevo gozo natural y sobre todo, una estupenda experiencia de vida nada despreciable. Y paso a la pedagogía escolar. Soy consciente del durísimo trabajo que supone ser maestras y maestros. Procuro estar al tanto de los avances que se producen en este terreno de extrema importancia social y me he topado con una experiencia educadora relativamente reciente que viene de Mallorca. Sus autores y ejecutores denominan “Educación Holística”. En pocas palabras, este sistema educativo une al ser con el hacer, a la humanidad con la naturaleza, la ciencia con la conciencia, la economía con la ecología, la estética con la ética, la cabeza con el corazón y las manos. Transmite un entendimiento de la vida en su dimensión humana, ecológica, biológica, social y emocional. Se basa en la comunidad, reconociendo que tanto la salud de las comunidades humanas como ecológicas son esenciales para construir un futuro sostenible. Todo está interconectado, todo está unido, todo es sagrado. Traen una nueva ética porque la escuela es la vida y aportan una pedagogía que no fragmenta a la persona: cultiva el espíritu y trabaja la tierra. Es la vida con sabiduría y amor. En fin, persigue la felicidad de todos los seres humanos. ¡Mi enhorabuena!