Este 8 de diciembre se cumplen 19 años del asesinato de Aitor Zabaleta a manos de Ricardo Guerra en las proximidades del Calderón. A los que ese día estuvimos en ese partido, seguro que éste hecho no se nos olvida mientras vivamos. Pero en Anoeta, está ocurriendo algo diferente, por mucho que la peña Mujika se arranque con el cántico en su honor, a la grada le cuesta cada vez más seguirlo. Se me ponían los pelos de punta el año pasado, cuando la afición del Alavés y hace dos años la del Rayo Vallecano, cantaban con emoción en honor a Aitor, que es un símbolo de hermandad entre aficiones pacíficas. Seguro que el domingo por la mañana, antes del partido contra el Málaga, nos juntaremos en su monolito en las afueras de Anoeta y le dedicaremos un sentido homenaje. Pero es hora que Aitor deje de estar fuera de Anoeta y entre al campo donde se dedicaba a animar a su equipo. Con la remodelación del campo, a la grada joven de animación que se va a situar en el fondo sur, deberíamos llamarla grada Aitor Zabaleta, porque de ahí sale siempre el canto en su honor y porque no hay nadie que merezca más este reconocimiento que el que ha dado su vida por tener un corazón blanquiazul.
Tal y como organizamos nuestro calendario laboral, recuerda a cuando estamos en un restaurante, y nos dicen: aparte de la carta, tienen vds. también... y decimos: sí, eso también. Es el caso de esta semana, que ya fue nombrada semana margarita por aquello de que se trabaja el lunes y martes sí, el miércoles no, el jueves sí, y el viernes no. En Navarra es aún más margarita, ya que se empezó con el lunes no.
Celebrar efemérides y santorales, a todos nos agrada, y si pudiéramos, no pegar ni golpe, mucho mejor todavía, pero debiera imponerse la sensatez, dado que escuchamos con cierta frecuencia que debemos no sé cuántos miles de millones, y en el mejor de los casos nos dicen que el PIB ha subido una décima. ¿Cómo es posible que seamos tan audaces en planificar así nuestro calendario laboral? Lo más sensato sería, por lo menos, que cuando concurren dos fiestas en una semana, estas fueran seguidas; por ejemplo, dejar la fiesta de la Constitución para un viernes, y la Inmaculada para un sábado. Somos la admiración allende nuestras fronteras, hasta el punto de que cuando un hombre de negocios extranjero nos visita, pregunta: ¿Es fiesta en España?