Anteproyecto del parking en los jardines de Miramar . El artículo 155
Los vecinos del Antiguo han recibido una carta sondeando el posible proyecto de un parking en la parcela del palacio Miramar (jardines), aspecto éste que me ha atemorizado pensando que el Palacio Miramar y sus jardines cuentan con un régimen de protección como Monumento Histórico-Artístico de carácter Nacional en 1974 y ratificado por el Gobierno Vasco (Decreto 265/1984 , publicado en el B.O.P.V. Nº 132, de 4-8-1984), y además está incluido en el Conjunto Monumental Camino de Santiago, Decreto 2/2012, de enero.
Estas protecciones suponen que se debe respetar el estado original del palacio y sus jardines por todos, más por las instituciones, y una intervención de este calibre supondría que se van a cortar árboles centenarios y se van a hacer movimientos de metros cuadrados de tierra de gran volumen. ¿Es necesario todo esto cuando los medios públicos de transporte urbano son más que suficientes para casi todos los ciudadanos?
¿Es que en aras de un mayor confort el Ayuntamiento está decidido a incumplir las propias leyes legales de patrimonio del Gobierno Vasco y sus propias protecciones, y a la vez ser quien atente contra ellas? ¿Qué opina la Diputación, cuando ella es la garante del cumplimiento de estas leyes patrimoniales?
A los ciudadanos se nos exige el cumplimiento de estas leyes, normas y muchas cosas más. Mírese, por ejemplo, la Parte Vieja. ¿Hay leyes que solo debemos cumplir los ciudadanos y no las instituciones?
Creo que hay otras alternativas mejores y otros espacios, respetando nuestro patrimonio, para resolver estos proyectos. Espero que la Consejería de Cultura del Gobierno Vasco y el Departamento de Cultura de la Diputación de Gipuzkoa pongan freno a semejante proyecto.
“España no hay más que una”. Este principio, acuñado por el inolvidable politólogo Manolo Escobar, ha guiado los pasos del Gobierno español a la hora de aplicar el artículo 155 en el procés catalán. A la vista de los resultados de esta trascendental decisión y en aras a lograr por fin tan la ansiada unidad española, gravísimamente herida el año 1704 en el infame Tratado de Utrecht, que abandonó nuestro entrañable Gibraltar en manos de la pérfida Albión, Simplicius sugiere al Gobierno español que con el objeto de lograr la referida unidad y curar para siempre esa vieja herida, el señor Rajoy declare Gibraltar Comunidad Autónoma. Después le enchufa ese artículo 155, auténtico sostén de la unidad española, luego destituye a la reina de Inglaterra, se proclama rey de Gibraltar y Txunta, Txunta para todos.