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‘El cant dels ocells’

Tras de la amplia concentración de gentes diversas el pasado sábado día 26 en el paseo de Grácia de Barcelona, como terapia lenitiva de un inmenso dolor, tan dispar y variopinta, con intereses diferenciados y con comportamientos altisonantes y acusatorios en algunos momentos, no es fácil entonar un canto de unidad. Sólo calló el bullicio y sonó un silencio atronador ante El cant dels ocells. Todos nos podemos encontrar en esa melodía de dolor y esperanza. Quizá el profundo mensaje político y artístico de Pau Casals en la Casa Blanca el 13 de noviembre de 1961, con el arma de su cello, pueda servir para acercar posiciones y evitar prepotencias. Anular los trágalas de raíz totalitaria, de tanta política de vista curta, con asedios cotidianos desde una difusa e insistente “brunete mediática”. Es hora de acabar con tanta astucia parlamentaria frente a la “brigada acorazada Aranzadi” e iniciar una solución duradera de pacto inteligente, culto y de progreso para aquella tierra que Casals, gritando con desgarro “peace, peace, peace?”, añoraba como “my country: Catalonia”. Es, sin duda, el momento para ir ajustando, sensatamente y con menos aspavientos, las costuras territoriales del conjunto de España y avanzar en la construcción de una Europa renovada, donde patrias, pueblos, parroquias y otras formas de acceso a la colectividad, sean refugiados o inmigrantes, hallen lugar como ciudadanos, en progreso personal, hacia una plenitud en libertad.