El 30 de junio de 1987 se constituyó el Ayuntamiento de Astigarraga, y con él su primera corporación municipal. Entre 1943 y 1987 la pertenencia a Donostia relegó nuestro pueblo a la marginalidad. Dicho aislamiento permitió a Astigarraga conservar su identidad intacta.

Tras más de 40 años anexionada a San Sebastián durante la dictadura, la llegada de la democracia sembró el deseo de independencia. La población astigartarra aprovechó que EAJ-PNV había incluido en su programa de 1983 la promesa de que los barrios que se habían anexionado a Donostia tuvieran la opción de abrir un proceso de independencia.

En diciembre de 1984 el 91,68% de los astigartarras refrendaron en dicho referéndum su apuesta por recuperar el autogobierno. Pese a la reticencia del entonces alcalde de Donostia, fue determinante contar con el beneplácito unánime de las Juntas Generales de Gipuzkoa y, sobre todo, con el apoyo decidido de la ejecutiva del PNV para la desanexión de Astigarraga.

Desde la celebración de la consulta hasta la sesión plenaria celebrada en Donostia el 23 de octubre de 1985, fue de vital importancia la formación de una gestora en Astigarraga, presidida por el posterior edil jeltzale Martín Arregi, que tomó las riendas de un pueblo y trabajó sin descanso durante un año para que la desanexión fuera posible.

En la mencionada sesión plenaria, EAJ-PNV ratificó, una vez más, su apuesta por una Astigarraga independiente. Por su parte, Herri Batasuna (HB) fue el único partido que votó en contra de la desanexión: no confiaban en que Astigarraga fuera capaz de afrontar el reto como pueblo.

Fruto de la traumática escisión que sufrió el PNV en 1986, la elección del primer alcalde de Astigarraga en 1987 recayó en HB, precisamente en uno de los ediles que siendo concejal en Donostia, había votado en contra de la independencia de nuestro municipio. No obstante, por sentido de responsabilidad tanto EA como PNV primó la construcción del pueblo sobre las divergencias y diferencias políticas, lo que permitió colaborar con HB y sentar los cimientos de Astigarraga.

Astigarraga siempre fue lo más importante para el PNV y para quienes supieron dejar a un lado las diferentes políticas y unirse por lo que compartían: la fe en una Astigarraga independiente. 30 años después, se puede ver lo acertado de esta apuesta.