Vivir de réditos
ayer no sonó el despertador en casa. No es que se me olvidara conectarlo la noche anterior o que se le acabaran las pilas (aún tengo uno de esos pequeños a pilas con un timbre estridente que te obliga a levantarte de la cama sí o sí), sino que en realidad no tenía que sonar. Se hace raro un día entre semana, sin mediar festividad ninguna. Pero ayer el cole de mis hijos no abrió sus puertas. El 83% de su profesorado y los auxiliares de educación especial secundaban la huelga convocada por los sindicatos ELA, LAB y Steilas en contra de los recortes y la aplicación de la Lomce. Porque este era el motivo del paro de ayer, la reducción de las plantillas, el aumento del número de alumnos por aula, la demora de al menos cinco días en la sustitución de las bajas y la temporalidad e inestabilidad de buena parte del profesorado que impiden a muchos colegios desarrollar proyectos educativos estables y duraderos. El departamento de Educación hacía frente a la convocatoria aludiendo a “las buenas condiciones laborales de los docentes vascos” en comparación con los del Estado. Pero esa no es la cuestión. La realidad es que la enseñanza vasca pierde calidad y el futuro de nuestros hijos depende de ella. No podemos vivir de réditos. Por eso, yo también apoyo la huelga.