La polémica sobre una muerte digna para los humanos es un tema que surge de vez en cuando y a la que no le damos solución. Se van aprobando leyes con nombres que te pueden hacer pensar que se va a permitir morir a cada persona cuando lo considere oportuno o cuando ya no haya solución para su enfermedad y su calidad de vida se encuentre muy alejada de lo que todos entendemos por calidad de vida. Nada más lejos de la realidad.

Hace unos días murió mi padre y vi cómo se aplicó la sedación que permite la ley (entiendo que los médicos hacen lo que pueden) y hace unos años no me quedó más remedio que llevar a morir a uno de mis perros. El día que los humanos podamos decidir que queremos morir como mueren nuestros perros habremos dado un gran paso hacia adelante. Pediría a los legisladores que entiendan que la vida digna también comprende la muerte digna y que el día que se cambien las leyes que la regulan seremos más humanos.

Un beso para mi padre y un recuerdo para mi perro.