Soy una donostiarra de mediana edad y con una licenciatura que me ha permitido desarrollar mi profesión durante más de 15 años. Tras ese periodo llegó la crisis y con ella mi parón laboral, que ha durado 18 meses. En febrero de este año comencé de nuevo a trabajar, en el sector de la hostelería. He trabajado hasta el mes de mayo y he decidido voluntariamente rescindir la relación laboral con mis jefas porque me adeudan los meses de abril y mayo. Y no es que el negocio vaya mal (también están en la calle Andia, Urbil y Tolosa), al contrario, la cafetería, muy moderna, con amplios ventanales y terraza, está situada en la Plaza de Gipuzkoa, esquina con calle Elkano.
Quizás le haya servido a usted, que lee estas líneas, un café, algo de bollería, un pan... productos que usted ha abonado religiosamente al ser servido. Pues ha de saber que con su dinero y con el de cientos de personas que pasan diariamente por esta cafetería (Gogoko Goxuak, se llama) no se paga a las empleadas. Algunas siguen trabajando, otras, como yo, decidimos dejar el empleo porque me parece moralmente inaceptable que un trabajador cumpla con su horario, con su trabajo y con la mejor de sus sonrisas hacia los clientes y que no se le abone el salario que le corresponde por contrato. Esto sucede en el centro de Donostia, al lado de la Diputación Foral de Gipuzkoa y en un negocio por el que pasan cientos de clientes todos los días.
El 13 de julio, hacia las 13.45 horas, mi mujer se encontraba cruzando un paso de cebra a la altura de la plaza Hermano Benjamín en el municipio de Erandio. En ese momento se bajó la ventanilla derecha de un coche de la Policía municipal y un agente le gritó: “¡Guapa!”. ¿Es que ahora la Policía municipal de Erandio se dedica a incomodar y molestar a mujeres desconocidas con este tipo de comentarios? ¿Cree este agente que las mujeres de Erandio se sentirán más seguras y protegidas al saber que aquellos que deben velar por su seguridad exhiben este tipo de comportamiento? En su tiempo libre y a sus amistades que les diga lo que quiera, pero un respeto al uniforme y a los ciudadanos, por favor. La vida de las mujeres ya es lo suficientemente insegura como para encima tener que escuchar esto de un representante de la ley.