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El otro Cheryshev

Me refiero naturalmente a Mariano Rajoy. Como saben el Comité de Competición falló ayer, como era de esperar principalmente en Cádiz e Iruñea, que el Madrid quedaba eliminado de la Copa del Rey por alineación indebida del jugador Denis Cheryshev. Naturalmente, Florentino Pérez prefirió jugar la baza del victimismo, en lugar del pardillismo, y por eso el club recurrirá en primera instancia al Comité de Apelación, pero como es previsible que su decisión confirme la expulsión, ya estudian también el recurso ante el TAD. Naturalmente, la noticia ha tenido que ser un golpe muy bajo para el hooligan desde hace más de 20 años y casual comentarista deportivo de la COPE, Mariano Rajoy. Seguro que a estas alturas sigue sin entender cómo, después del 0-4 de amargo recordatorio, ahora le hacen esto al Madrid. Incluso, no sería mucho aventurar que Juan, su retoño de diez años, se llevará otra colleja si intenta hacer un chiste de la ocasión o un comentario que su progenitor entienda poco adecuado a la situación. No comprendía yo hasta ahora por qué Rajoy había decidido no acudir al debate de El País, o al de Atresmedia. Evidentemente tiene mucho que ver con la ciencia balonpédica, al fin y al cabo el balón es como el mundo mundial, redondito y con extrañas carambolas en su interior. Si no me equivoco, el preclaro Rajoy había previsto como Emilio Rosanes, analista de la Copa, que si acudía al encuentro con Rovira, Sánchez e Iglesias le podían recordar sanciones pasadas como la corrupción, incumplimientos, recortes en las pensiones, educación, sanidad, abortos, y amistades peligrosas como las de Rato, Granados y los extesoreros Lapuerta y Bárcenas. Y tal vez fuera expulsado por las urnas, que a veces son muy veleidosas, de la carrera electoral. Claro, por eso ha preferido dejar el fútbol para los demás, y en cambio entretenerse al futbolín con Bertín Osborne, otro analista profundo donde los haya. Allí nos ha podido desvelar secretos tan profundos como que se reunió con “Obama, el chino y el japonés”.