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Cataluña después del 27-S

Las elecciones nos han dejado un escenario que legitima iniciar la hoja de ruta pactada por CDC y ERC pero que no lo hace para la Declaración Unilateral de Independencia

Las elecciones del pasado día 27 al Parlamento de Cataluña han supuesto un vuelco en el sistema político catalán de las últimas tres décadas. Por primera vez, dos opciones políticas que llevaban claramente en su programa electoral el objetivo de la independencia han obtenido la mayoría absoluta en escaños y el 48% de los votos. Se podría argüir que en elecciones anteriores la suma de escaños de Convergència i Unió (CiU) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha superado en muchas ocasiones los 62 escaños que ha conseguido esta vez Junts pel Sí (JxS), la coalición electoral formada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), ERC y personalidades de la sociedad civil. Incluso puede argumentarse que en la legislatura anterior CiU, ERC y la Candidatura de Unitat Popular (CUP) sumaban 74 escaños y ahora JxS y la CUP solo llegan a 72. Sin embargo, hay que señalar que CDC, ya sin Unió Democràtica (UDC), que no se considera independentista aunque apuesta por llevar a cabo una consulta legal y acordada con el gobierno español y que no ha obtenido representación a pesar de sus más de 102.000 votos, nunca hasta ahora se había definido tan claramente en su programa electoral por la independencia. Así, pues, hay una mayoría absoluta en escaños clara y explícitamente independentista dispuesta a seguir, si hay un acuerdo con la CUP, la hoja de ruta pactada en su momento con ERC y que prevé una legislatura corta, de dieciocho meses, durante la cual se crearían las estructuras de Estado necesarias para la independencia y se elaboraría una Constitución catalana que se aprobaría en referéndum al final de la legislatura.

De la hoja de ruta inicial de CDC y ERC parece descartarse iniciar la legislatura con una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) ya que, coherentemente con el sentido plebiscitario de las elecciones (en sustitución de la consulta que no se pudo hacer por la oposición del gobierno de Madrid), la CUP ya ha anunciado que no es posible declarar una DUI porque no se ha llegado, aunque sea por muy poco, al 50% de los votos. Cuestión distinta es la lectura que se hace en medios políticos y de comunicación españoles cuando se afirma que los no independentistas representan el 52% de la población catalana. No es cierto ni exacto ya que Catalunya Sí que es Pot (CSQP) -coalición formada por Podemos, Equo e Iniciativa per Catalunya-Verds i Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA), que ha obtenido 11 escaños y el 8,9% de los votos- tiene, según palabras de Lluís Rabell, que encabezaba la lista, militantes independentistas, apuesta claramente por el referéndum y confía en que este podrá llevarse a cabo tras los cambios políticos que conllevaran las elecciones al Congreso de Diputados del 20 de diciembre. No parece correcto entonces sumar los votos de CSQP (y de otras fuerzas que no han obtenido representación), ni tampoco los votos blancos o nulos, a las opciones no independentistas. Y, además, entre estas últimas hay que distinguir posiciones como las del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), que aboga por una reforma federal de la Constitución que contemple la singularidad de Cataluña como nación (posición que el PSOE no comparte). Muy distinto, pues, a la posición que han defendido en estas elecciones C’s y PP, que se oponen radicalmente a reconocer el carácter nacional de Cataluña y, por supuesto, a cualquier tipo de consulta que pudiera contemplar a los ciudadanos de Cataluña como sujeto político.

En definitiva, las elecciones nos han dejado un escenario que legitima suficientemente iniciar la hoja de ruta pactada por CDC y ERC -u otra similar pactada con la CUP- con el objetivo de preparar la secesión de Cataluña de España, pero el resultado en votos no legitima la declaración de una DUI. Por lo que respecta al resto de formaciones políticas, tampoco es posible una mayoría alternativa a la de JxS y la CUP porque las propuestas sociales y sobre el encaje de Cataluña en España de PP y C’s, por un lado, y de CSQP y el PSC, por otro, son totalmente incompatibles.

Ahora bien, ¿será posible llegar a un acuerdo entre JxS y la CUP? A día de hoy, parece poco probable ya que JxS propone como candidato a la presidencia de la Generalitat a Artur Mas y la CUP ha insistido durante la campaña electoral que no votarán a favor de la investidura de Mas, a quien responsabiliza de las políticas de recortes llevadas a cabo en los últimos años y que tanto han degradado al Estado del Bienestar y a las clases medias y populares. Sin embargo, la querella contra Mas por haber puesto las urnas el 9 de noviembre de 2014 (el denominado proceso participativo en lugar de la consulta que vetó el gobierno de Mariano Rajoy) podría cambiar las cosas ya que algunos de los diputados electos de la CUP ya han mostrado su solidaridad con el president en funciones. Además, la torpeza del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en fijar para el 15 de octubre la comparecencia como imputados de Mas, de la exvicepresidenta Joana Ortega y de la consejera de Educación, Irene Rigau, no hace más que echar leña al fuego. El 15 de octubre hará exactamente 75 años que, tras ser apresado en Francia por la Gestapo y entregado a las autoridades franquistas y después de una farsa de Consejo de Guerra, el president Lluís Companys era fusilado en el castillo de Montjuïc.

Desde el gobierno del PP y medios de comunicación afines, se ha intentado ningunear los resultados del 27-S acogiéndose a que los votos a favor de la independencia solo llegaban al 48%. No deja de ser curioso que los mismos que negaban el carácter plebiscitario de las elecciones se aferren ahora a dicho carácter plebiscitario para afirmar el fracaso de las opciones independentistas. Como han apuntado muchos medios internacionales, que han leído mucho mejor que los medios españoles el resultado de las elecciones, con un 48% de votos favorables a opciones independentistas, España tiene un grave problema: los resultados “de Cataluña dejan a España con una crisis constitucional? España se enfrenta a una crisis que requiere soluciones políticas, incluida la reforma de la Constitución en una línea federal” (David Gardner, Financial Times, 1 de octubre). En general, los medios internacionales hace tiempo (desde la primera Diada multitudinaria de 2012) que se ocupan del proceso catalán. Es mérito de las iniciativas llevadas a cabo a través de instituciones catalanas que han intentado explicar el contencioso en diferentes parlamentos e instituciones de países extranjeros (especialmente, pero no solo, de Europa y de Estados Unidos). Pero, sin duda, el impulso definitivo hay que agradecérselo a los servicios diplomáticos españoles que han conseguido dar una dimensión internacional al conflicto buscando declaraciones a favor del status quo vigente de Barack Obama, David Cameron, Angela Merkel? El Gobierno español insistía en el carácter meramente autonómico de las elecciones pero no se lo creía ya que es la primera vez que dirigentes extranjeros tan relevantes se han pronunciado sobre unas elecciones supuestamente solo autonómicas.

En definitiva, tras los resultados del 27-S, Cataluña ha entrado en una fase de incertidumbre pero, al mismo tiempo, de esperanza e ilusión. Una etapa que puede ser, pese a su complejidad, políticamente apasionante, porque, sin duda, ha llegado la hora de la política con mayúsculas.

Los resultados “de Cataluña dejan a España con una crisis constitucional? España se enfrenta a una crisis que requiere soluciones políticas” (David Gardner, ‘Financial Times’)

No deja de ser curioso que los mismos que negaban el carácter plebiscitario de las elecciones se aferren ahora a dicho carácter plebiscitario