Dicen que no hay legado más valioso que la honradez, que lo peor que le puede pasar a una sociedad es acostumbrarse a la corrupción, y ahí andan enredados el PP y el PSOE en el “y tú más” mientras el fantasma continúa expandiéndose. La imputación de Cristóbal Montoro, quien fuera ministro de Hacienda durante las legislaturas en las que gobernó el PP de Mariano Rajoy por, presuntamente, “enriquecimiento personal a costa de la función pública”, se solapa con las tramas vinculadas a Ábalos, Santos Cerdán y Koldo, que siguen acumulando titulares en prensa mientras se van conociendo más detalles ante los cuales el PSOE va improvisando sobre la marcha.
A estas alturas, es más que evidente el cansancio de la ciudadanía ante los escándalos de corrupción que salpican a los dos principales partidos políticos del Estado. Estos casos generan un hartazgo que se traduce en una búsqueda de alternativas más radicales, un contexto en el que fuerzas como Vox siempre salen ganando, para poner en riesgo los valores democráticos y la cohesión social. Se lo van a tener que currar para recuperar la confianza de la ciudadanía. La gente está más que harta de tanta tormenta política y corrupción.