Mezquino es un término asiduo en el vocabulario de Bildu. Si repasan la hemeroteca lo encontrarán con profusión. El significado que le da la Academia es el de persona “falta de nobleza de espíritu”, “que es despreciable por carecer de sentimientos nobles”. En realidad Bildu la utiliza en una acepción mucho más amplia. Mezquino es aquel que les lleva la contraria, el que opina de forma diferente, mucho más si tiene razón. Mezquinos son todos los otros, los que tienen criterio distinto de Bildu, a no ser que sean mudos, o se plieguen a sus injerencias o imposiciones.

La Diputación de Gipuzkoa tachó ayer a la consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantza Tapia Otaegi (de Astigarraga) de “actitud claramente irresponsable, vergonzosa y mezquina” ante la “reindustrialización de Candy” y de “tener obsesión con que el proceso fracase”. Una vez más, Martin Garitano y Larraitz Ugarte han echado mano del término “mezquindad” para desprestigiar a quien habla claro y les exige transparencia, compromiso y responsabilidad. Pocos miembros del Gobierno Urkullu habrán trabajado más a favor de Gipuzkoa, que la guipuzcoana Arantza Tapia. Pocos políticos se han comprometido más por el futuro de este territorio. Y sobre todo, pocos profesionales serán tan rigurosos en sus planteamientos como la consejera de Desarrollo Económico. Pudiera ser que Bildu, temiendo el fracaso de su gestión en Candy, busque a alguien (naturalmente del PNV) para descargar las culpas de su mala gestión. ¡Eso sí que es mezquindad! ¿Cómo llamaría usted a la maniobra de Bildu para reprobar a Olano y Goia en el último Pleno de Juntas? Pasará a la historia como ejemplo de mezquindad. Por cierto, que la palabrita no es privativa de Bildu, sino también de sus colegas del PP. La usa Aznar (17/05/2011) para quienes critican su política económica, y Rajoy (17/10/2014) contra Sánchez por obstaculizar la candidatura de Cañete. ¿Es mezquina la Diputación por negar a este diario cualquier anuncio en sus cuatro años de mandato?