ah vale, que si uno vende agua del grifo, le pone una etiqueta bonita, un precio disparatado y dice que es un jarabe para curar el cáncer es legal y a forrarse. Que si ponen caramelos en una caja de pastillas los pueden vender como cura para el sida, la malaria o las piedras en el riñón. Pues qué hostias, que patenten un todo en uno. Para qué acotar enfermedades si pueden inventarse una medicina que lo cure todo y fabricarla en un laboratorio veterinario. Y si usted deja de tomar el medicamento de verdad será su problema. Que los jueces lo único que piden para que el engaño sea legal es que sea inocuo. Vamos, que no mate por acción a nadie, ya lo de omisión porque la gente no siga el tratamiento correcto y se agrave su enfermedad ni se legisla ni les importa. Y como mucho, cuando les pillen con los bolsillos llenos les sentenciarán por un simple fraude al consumidor, porque su remedio para todo no vale para nada. No sé si el enésimo invento camuflado de medicamento que prometía curar el cáncer ha tenido un juicio justo al irse de rositas los acusados -me temo que con un jurado popular habría sido bien distinto-, pero la sentencia de manga ancha va a provocar que un montón de listos se pongan las botas vendiendo peligrosos productos milagro.
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