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70 años de la primera ikastola de la posguerra

Egun hauetan betetzen dira ikastola hura, garai zail eta gogor haietan sortu zela, 1943 urri hartan. Gogoratu beharrezkoa da, IIgarren Gerra Mundiala pil pililean zegoela, Franco jaun eta jabe Espanian eta zer esanik gure Euskalherrian. Euskera debekatua eta isunarekin zigortua euskeraz hitz egitea. Ba garai haietan, abertzale batzuek, gehiengoak EAJ ren ingurukoak, ikastola bat sortzea erabaki zuten.

Iritzi hauek euskeraz egin beharko nituzke baina euskaldunak ez direnak ere, jakin behar dute gaur. hain ohiko diren ikastolak, nundik datozen eta nola sortu ziran. Horregatik erderaz jarraituko det.

Comentaba que en aquellos momentos tan difíciles de la posguerra, con la Segunda Guerra Mundial en pleno apogeo, con Franco dueño y señor de la España Una, Grande y Libre, aliado de Hitler, con el euskera prohibido, perseguido y multado su uso, hubo una serie de personas abertzales, la mayoría próximas al EAJ-PNV, que decidieron crear la primera ikastola de la posguerra. Esta ikastola no nace en 1946 como, por ejemplo, aparece en el documental sobre Donostia que hemos podido ver en ETB estos días, sino tres años antes.

Elvira Zipitria, maestra, había sido andereño en las ikastolas antes de la guerra. Tras la guerra, junto a otras personas, ve la necesidad de crear una ikastola por el peligro que corría el euskera. Esa ikastola, por supuesto, era clandestina, y se comenzaron las clases en la calle Prim, en casa de la familia Arriola Iriondo. Tenía dos alumnos, Patxi Arriola Iriondo, fallecido justo cuando se celebraba el centenario del nacimiento de Elvira, y yo, Xabier Garaialde Maiztegi. El curso siguiente, 1944-1945, Patxi Arriola deja la ikastola y ésta se traslada a otra vivienda particular en la calle Urbieta, a casa de Ascensión Goenaga y José Miguel Zumalabe, justo encima de la ebanistería de los Goenaga, todavía sita en el mismo lugar. El número de alumnos aumenta a cuatro: Itziar Goenaga, Ana Mari Isasa, Mari Koro Larrea y yo. Y allí continuamos dos cursos, 1944-45 y 1945-46.

Es en el curso 1946-1947 cuando la ikastola se traslada a su sede definitiva, a casa de Elvira en la calle Fermín Calbetón. Una casa sencilla de la Parte Vieja, donde en una pequeña habitación nos enseñó a querer nuestra patria y nuestro euskera.

En esa época tiene un nuevo alumno, Gorka Lesca Ezpeleta, hijo de argentino y vizcaina. Ninguno de los dos sabían euskera pero sí lo aprendió su hijo. Creo por otra parte, que fue el único alumno que Elvira preparó para hacer el ingreso de Bachillerato por libre en el instituto.

Sobre esta ikastola hay muchísimas personas que saben mucho más que yo, andereños que trabajaron con ella, que hicieron sus prácticas, como ejemplo puedo mencionar a Mari Carmen Mitxelena, que estuvo junto a ella muchos años.

Yo únicamente voy a comentar pequeños detalles de su sistema de enseñanza. Las clases duraban creo que alrededor de tres horas que, simplificando, podríamos dividir en tres partes. Una, en la que se rezaba y se cantaba, otra en la que se jugaba y una tercera en la que se estudiaba. Sus métodos de enseñanza, eran muy avanzados para la época. Elvira tenía una hermana religiosa en Francia dedicada a la enseñanza y ésta le enviaba los últimos sistemas de enseñanza que funcionaban por Europa, que luego Elvira los amoldaba a nuestra forma de ser. Cualquier ocasión era buena para enseñar. Un cumpleaños lo usaba para hacer operaciones aritméticas con los goxokis. Nuestro lugar de recreo era el monte Urgull, donde lo mismo nos enseñaba geografía, como botánica, etc. En la pequeña habitación de su casa había una mesa adosada a la pared, muy común en nuestros caseríos, que usábamos para escribir. Todo lo demás lo hacíamos sentados en el suelo, "txinarrak bezela", como decía ella. En esa habitación muchos conocimos una ikurriña de verdad, quemada, agujereada, una ikurriña de algún batallón de gudaris.

Elvira era una mujer muy religiosa, difícil, dura, austera y magnífica enseñante. Una mujer con ideas firmes que creo que la hicieron sufrir. Sufrió con la introducción de la H en el euskera, no estaba de acuerdo con el euskera batua que se estaba gestando, entre otras cosas, porque se iba a perder parte de la riqueza de la lengua, como sus dialectos, sus tratamientos como hablar de "ika" ya prácticamente perdido entre nuestros jóvenes y qué decir del "beorri". Sufrió por su patria, ya que estaba en contra del camino que estaba tomando, y creo que por todo ello, murió de tristeza. Pero, como antes he mencionado, junto a ella hubo personas involucradas en crear una ikastola. Entre ellas mi madre, Elixabete Maiztegi, maestra como ella, pero condenada por Franco a no poder ejercer su profesión durante los 40 años que vivió el dictador, por el "gravísimo" delito de enseñar canciones y teatro en euskera, fuera de las horas lectivas a sus niñas en la escuela de Areso (Nafarroa).

Pero al igual que mi familia, hubo muchas que se involucraron apostando por una educación nuestra, dentro de la posibilidades del momento. Familias, que dejaron primero en manos de Elvira y después en todas aquellas andereños (no recuerdo que hubiera ningún maixu en aquellas primeros años) lo mejor de sus familias, sus hijos. Estas líneas que he escrito han querido servir como recuerdo a aquellos pioneros de la posguerra.

Hoy que la memoria histórica está tan de moda, qué menos que recordar los orígenes de las ikastolas de la posguerra. He querido hacer este pequeño homenaje a todos aquellos que en momentos tan duros para nuestra patria pusieron todo su esfuerzo y se arriesgaron para sacar adelante nuestro euskera.