Siempre he dicho que me he sentido un auténtico privilegiado por haber conocido los que, sin ninguna duda, han sido los mejores años de la sociedad Itsas Etxea de Hondarribia. Sus años de oro. Se abrió en 1981, cuando yo tenía diez primaveras, de la mano del Instituto Social de la Marina en el tercer piso de la Casa del Mar, donde un gran hombre, Gregorio, acababa de obtener la plaza de conserje. Desde un primer momento él se encargó de la gestión de la sociedad, siendo su tesorero, bodeguero y secretario. Formaba, junto con unos grandes arran-tzales e inmejorables personas, su junta directiva. A lo largo de todo este tiempo recuerdo a muchísimas personas que fueron pasando por la misma pero, de entre ellos, para no caer en el olvido de alguno, solo voy a nombrar a sus presidentes: Arturo Pardavila, Peio Berrotaran, Tomas Sorzabalbere y Remigio Lazkanotegi. Todos ellos dedicaron alguno de sus años a la Itsas Etxea, y con ellos se llevaron a cabo innumerables iniciativas: comida del bacalao para todos los jubilados arrantzales, comida de las mujeres de los arrantzales, excursiones casi cada año a bodegas y a muchísimos parajes de Euskal Herria, participación en el Concurso de Coros Navideños, campeonatos de mus con sus correspondientes viajes a Barcelona, comida a los remeros de la Ama Guadalupekoa? En aquellos años la sociedad tenía más vida que la mayoría de los bares actuales de la calle San Pedro. Recuerdo perfectamente sus pintxos de chorizo y tortilla, el riquísimo caldo y el humo que inundaba el ambiente. Había que andar vivo para poder coger una mesa para echar la partida. Y lo recuerdo porque desde que era un jovencito he participado de ello, ayudando en lo que mi edad me permitía, disfrutando de muchas de sus iniciativas, pero sobre todo siendo un testigo de lujo de una época y de una maravillosa gente de la que aprendí de dónde venimos y lo que fuimos. Mila esker guztioi. Todo aquello pasó. El traslado de la lonja a la zona del Puerto Refugio, el descenso de jubilados del mar, el cambio de costumbres y demás razones han convertido la sociedad en un lugar exclusivamente para comer y para cenar.

Un lugar precioso y dotado de las mejores instalaciones de la que hoy disfrutan muchos jóvenes que no han conocido lo que yo conocí. Y que no saben que en un grandísimo porcentaje, con sus defectos y sus virtudes, todo se lo debemos a la única persona que durante estos 32 años ha pertenecido a la junta directiva, ostentando los últimos años su Presidencia, hasta el pasado 25 de mayo, día en el que de forma muy silenciosa, dejó su cargo. Mila esker aita. Zurea da meritu guztia. Malko artean eskutitz hau idazten dizut, nire eta bazkide guztien izenean. Agur eta ohore.