Cartas a la Dirección
LA noche del domingo fallecía Angel Robles Maldonado, trabajador de Luzuriaga Fagor Ederlan de Usurbil y vecino de Errenteria, sin conseguir ver reconocido el origen profesional del cáncer de pulmón que le afectaba, dada la tardanza del informe de Osalan y las alegaciones de la empresa para ocultar su exposición al amianto asesino, así como otros cancerígenos presentes en el trabajo.
Su desesperada denuncia sobre la ocultación de los riesgos del amianto, desde su lecho hospitalario, no se olvidará fácilmente El humanismo guipuzcoano/a vibra ante tanta muerte injusta. Tu coraje ha sido enorme, descansa en paz, lograremos que tu aspiración de reconocimiento de enfermedad profesional sea una realidad, incluidas las prestaciones de viudedad y horfandad de tus seres queridos. Los responsables pagarán, por lo menos, una parte del daño que han generado.
Las alegaciones de Luzuriaga Fagor, llenas de falsedades para ocultar que trabajaste con amianto, caerán como un castillo de naipes, no pudiendo ocultar su juego sucio. Triste es que las moribundas víctimas por la nula prevención de los cancerígenos laborales tengan que salir desde su lecho de muerte a denunciar los sucios intereses por ocultarlo. Otros seguirán tu ejemplo para romper definitivamente el muro de silencio que protege el cáncer profesional. Tu valentía, al igual que la de Jose Luis Aramburu, Ezequiel y otras víctimas, nos lleva a que la prevención frente a los riesgos laborales sea una prioridad para todos/as,
Jesús Uzkudun
Secretario de salud Laboral de CCOO