¿No sería posible recuperar, ahora que nos desayunamos todos los días con la polémica de la estación de autobuses, la estación que se construyó hace más de treinta años bajo la torre de Atotxa? Se alegará que el traslado del actual depósito municipal de vehículos supone un obstáculo insalvable, que habría que acondicionar el espacio y que, por esas y otras muchas razones -entre las que no se cuenta, claro, que la estación proyectada entonces cumplía los requisitos para serlo-, la idea resulta a todas luces absurda e irrealizable. Permítanme dudarlo. La estación, aunque no se recuperara más que de forma provisional, se encontraría en pleno centro de la ciudad, a tiro de piedra de riberas de Loiola, con un acceso directo y cubierto a la estación del norte y un aparcamiento, el de Eroski, justo al lado. Sería, además, mucho más amplia y dispondría de mejores servicios que la "estación" que sufrimos ahora. Como se ve, una idea descabellada que no merece siquiera ser considerada.
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