Un grupo de profesores universitarios de cada extremo del mundo estábamos visitando una de las primeras fábricas de EEUU cuando el guía, al mostrar sus avances, sintió la necesidad de excusarse diciendo que, bueno... En fin, eso no significa que esa cultura tecnológica fuera mejor que otras, pues los indios usaban de otros avances, y que “no hay mejor ni peor”. Levanté la mano para protestar, pues la tecnología no es subjetiva, y en industrialización, en desarrollo científico, fruto de una filosofía europea que se basa en las ciencias y la razón, habían conquistado el mundo por su efectividad. No es relativo que Wall Street sea todavía la gran potencia económica. Cierto es que las civilizaciones más evolucionadas no lo son en todo y que tienen sus defectos, mientras que algunos indios mantienen mejor la sencillez, las virtudes de la comunidad, o ciertas medicinas naturales, del mismo modo que en la culta Alemania surgió el gran retroceso moral de los nazis. Hay que comparar y a veces hasta se puede medir. Los emigrantes buscan masivamente Europa y EEUU para ir a vivir y no Etiopía o Marruecos. Que haya cosas buenas en todas partes no significa que el desarrollo científico, económico o de bienestar sea igual. La medicina que vuelve a unir un brazo cortado a quien se lo amputaron es superior a otras en la que te dejan morir. Por no molestar a los envidiosos, ahora se avergüenzan de lo bueno. Los compañeros me dieron la razón. Sin embargo, esa tontería relativista, de ser respetuosa y comprensiva con otras culturas, está pasando a ser ciega y tonta, a decir que todo vale lo mismo. Mentira.