El trilingüismo que viene
El 'plan estrella' de Isabel Celaá de implantar el trilingüismo dando fin al sistema actual de los modelos A, B y D en aras de implantar el inglés, puede suponer un serio revés en la normalización del euskera en las aulas
LA capacitación del alumnado vasco en el inglés, la lengua que se ha erigido en el canal de comunicación internacional por excelencia, es uno de los retos pendientes de la enseñanza, condicionado por los malos indicadores que históricamente ha presentado el Estado español en esta materia. El aprendizaje de este idioma ha sido un fracaso en los sucesivos planes educativos pero existen multitud de estrategias para avanzar en su conocimiento con éxito, como viene demostrándose en otros países europeos, incluso en aquellos que tienen dos idiomas oficiales. Sin embargo, en el caso de la CAV -como también ha ocurrido en la Comunidad de Valencia gobernada por el PP- se ha optado claramente por implantar la fórmula del trilingüismo, lo que plantea serias y preocupantes dudas sobre el retroceso que podría acarrear esta decisión en la normalización de la lengua propia, un objetivo hasta ahora prioritario para los gobiernos nacionalistas que han antecedido al PSE en Ajuria Enea. La educación trilingüe, uno de los planes estrella del Departamento que dirige Isabel Celaá, en la medida en la que fija un mínimo de cinco o seis horas semanales a cada uno de los tres idiomas, corre el riesgo de que termine por relativizar el peso de la enseñanza del euskera cuando se está muy lejos aún de un bilingüismo real en el alumnado vasco. No en vano, el mismo Departamento de Educación señalaba en su evaluación diagnóstica de 2010 que el 33,5% de los escolares vascos de segundo curso de la ESO no alcanzaba el nivel medio exigido en comunicación lingüística en euskera. La misma consejera llegaba a decir que la reducción en cinco puntos del alumnado situado en el nivel inicial de adquisición de este idioma era el resultado "más esperanzador" de aquel informe. Con estos márgenes tan reducidos, con un proceso de euskaldunización que está aún muy lejos de lograr sus objetivos, con una parte de la opinión pública condicionada por los mensajes que desde el PP y PSE se le han ido lanzando en torno a la "libre elección" del modelo educativo (que, de facto, significa rechazar el aprendizaje del euskera) y otra parte de la sociedad demandando una mayor apuesta a favor de la normalización del idioma del país, la apuesta de Isabel Celaá, tal como está configurada, resulta una aventura preocupante y peligrosa.