Típicos tópicos
EN Donostia se folla mucho. En Euskadi se come fatal. Los japoneses son unos vagos y los andaluces muy trabajadores. Los italianos no vienen a ligar y los franceses no vienen a beber. Los de Intereconomía no son fachas y la cultura es de derechas. Los bilbainos son muy humildes y los donostiarras unos hippies nada pijos. Los guapos son más inteligentes y los gordos más felices. Los vascos somos tacaños y los catalanes manirrotos.
Hay un tópico que dice que los tópicos son falsos. Es el típico comentario de quien no lleva bien ese tipismo que le deja en mal lugar y le produce el mismo escozor de una verdad. Vale que es feo usarlos para atacar a alguien o escribir una película, pero los tópicos, como las drogas, solo son dañinos si se usan mal. A mí me gustan. Creo que si me extirpasen los tópicos que acumulo no sobreviviría veinticuatro horas en la calle. Sería como una gacela libre corriendo pares con el viento directo a la boca de un precioso león. La clave está en manejarlos como indican en los prospectos de los medicamentos, "para uso tópico", es decir, de aplicación superficial. Hoy me consagro en la tarea de defender los lugares comunes, los tipismos, los clichés y las generalizaciones porque es utópico pensar que se puede sobrevivir sin prejuzgar. Lo hacen hasta los buenos cristianos, sobre todo cuando dicen que Dios es bueno. Como es imposible volver de un viaje y no caer en el tópico. Los necesitamos. Porque en el sostén de un buen tópico hay mucho mimbre de verdad. Y lo mejor de ellos es el placer que produce romperlos y triturarlos. Como cuando tomas conciencia de que ese infeliz al que has etiquetado mal es un tío grande. Aunque también un bien juzgado puede resultar un cabrón. Del amplio catálogo solo evito los nuevos tópicos, los de propaganda y buen rollo. Los inventados por quienes aberran de generalizaciones para, a renglón seguido, asegurar que los españoles quieren, los vascos no quieren y los donostiarras son.