El colmo
QUIEN esté libre de pecado que tire la primera piedra. Quien más quien menos, tiene sus pequeñas miserias, sus contradicciones, su donde dije digo, digo Diego. Las paradojas de la vida, a veces, vienen dadas de nacimiento. No me digan que no lo es, por ejemplo, dedicarse a parar goles apellidándose Riesgo. Y que no se rían los del Athletic, que en ese equipo exclusivo de vascos o son más imperialistas que Napoleón o saben menos de geografía que George W. Bush, que a ver dónde está Calahorra. Pero si alguien pensaba que el colmo de los colmos era que un carnicero sea vegetariano, últimamente los medios de comunicación llenan noticias con ellos. Imagínense la cara de los policías municipales madrileños que el pasado viernes identificaron a un ciudadano que había sufrido un accidente de tráfico. Se trataba, ni más ni menos, que de una señoría del Congreso de los Diputados, Ignacio Uriarte, presidente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, que dio positivo cuando los agentes de Gallardón le pusieron el alcoholímetro. El asunto no hubiera ido más allá si no fuera porque Uriarte es, ni más ni menos, que vocal de la comisión de... Seguridad Vial. ¿Qué fuerte, no? Cuesta imaginar, casi tanto como a un presunto miembro de ETA mostrando orgulloso la camiseta de la selección española o a uno de esos acérrimos enemigos de los símbolos, tan de moda ahora, defendiendo que la bandera española ondee en el último mástil, incluido el de Lizartza. Como diría un ateo mudo, que venga Dios y lo vea.