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Salma Solaun, la gimnasta alavesa que resurge cual ave fénix

Tras una experiencia agridulce en las Olimpiadas de París, la gimnasta alavesa Salma Solaun logra el oro en la Copa del Mundo de Sofía (Budapest) y afronta el año 2025 con mucho optimismo

Salma Solaun, la gimnasta alavesa que resurge cual ave fénixCedida

Hace un año, Salma Solaun (Vitoria-Gasteiz, 20 años) estaba lista para perseguir el sueño olímpico en París 2024. Sin embargo, el equipo de la joven deportista vasca, uno de los máximos referentes de la gimnasia rítmica estatal, no pudo pasar a la final y quedó en la 10ª posición en la ronda clasificatoria de los Juegos. Algunos errores condenaron a las cinco representantes de la selección (junto a Salma, participaron Inés Bergua, Ana Arnau, Patricia Pérez y Mireia Martínez), que habían confiado en la combinación del flamenco contemporáneo de María José Llergo y el mensaje pacifista de John Lennon con la eterna Imagine. Fue un jarro de agua fría porque la gimnasta aspiraba incluso a medalla.

Nueve meses después, recuerda el traspié con cierta amargura. “Esperábamos un resultado muy diferente, fue un shock”, admite Salma, que a finales de 2024 tuvo que pasar por el quirófano para someterse a una operación de rodilla. Tras un periodo convulso, el año no ha podido comenzar de la mejor manera. A principios de abril, en la primera competición de la temporada, se adjudicó la medalla de oro en la clasificación general por equipos en la Copa del Mundo disputada en Sofía. Salma celebró el resultado con un mensaje cargado de profundidad en su cuenta de Instagram (@salmasolaun): “Este resultado significa mucho más que una medalla. Después del esfuerzo diario, la incertidumbre, las dudas y, aún en proceso de recuperación, volver a pisar un tapiz ha sido muy emocionante”.

Para la gimnasta gasteiztarra, del esfuerzo y la disciplina nace la grandeza. “Siempre volando alto”

Aunque dice, efectivamente, que no está recuperada al 100 %, se muestra “supercontenta” en este primer tramo. El conjunto de gimnasia rítmica se está presentando en el inicio de año como un ave fénix que resurge de las cenizas contra todo y contra todos. La propia gimnasta gasteiztarra echa mano del clásico mito griego en otro post subido a Instagram: “Del esfuerzo y la disciplina nace la grandeza. Siempre resurgiendo, siempre volando más alto”. Han sido unos meses “duros” para alguien que en 2015, en 4º de la ESO, dejó su tierra y se trasladó al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid. 

La rutina


Por Madrid. Solo descansa el sábado por la tarde y los domingos, que aprovecha para salir de la “burbuja” del CAR y dar una vuelta con sus compañeras por los barrios céntricos de la capital madrileña.


A tope. Define su estilo como una mezcla de fuerza, sensibilidad, expresividad y lucha. Durante los próximos dos meses se le acumulan varias competiciones internacionales, por lo que espera poder darlo todo.

Deporte y estudios

Alejada de su familia y de sus amigos de la infancia, le costó aclimatarse a su nueva vida. “Nunca había vivido fuera de casa y mis padres venían a visitarme muy a menudo”, recuerda Salma. Cinco años después, lo ve con otros ojos: “Tenemos todas nuestras necesidades cubiertas, comemos juntas en un comedor y nos limpian las habitaciones. Estamos supercuidadas. Es un sitio genial para una deportista”, afirma. El año pasado aparcó sus estudios de Ingeniería Matemática en la Universidad Complutense de Madrid para centrarse en las Olimpiadas. Ha retomado la carrera este curso, aunque reconoce que le está costando compaginarlo con el deporte, ya que le exige una dedicación absoluta con entrenamientos por la mañana y por la tarde.

De pequeña era “muy movida”, así que sus padres pensaron que la gimnasia rítmica le vendría muy bien a aquella niña inquieta. Durante un tiempo, también hizo natación. Pero con nueve años, Salma ya se fijaba en las gimnastas internacionales: “Me encantaban. Me decía a mí misma: ‘Ojalá ser algún día como ellas’. Porque yo soñaba con convertirme en gimnasta profesional”, asegura. Entre 2022 y 2025 ha logrado más de una decena de medallas, entre las que destaca el oro en el europeo de Budapest del año pasado. Seguramente, ella será ahora un modelo a seguir para muchas niñas gimnastas. “Mi yo de pequeña ni se lo creería. Quiero seguir viviendo este sueño”.