Hay quienes opinan que, en Navidades, nunca menos es más. Y el matrimonio Biden, por muy discreto que se venda, siempre se suma a esta tesis en los últimos meses del año. Así lo confirmaba la pasada semana la primera dama de los Estados Unidos de América, Jill Biden (de estupendos 71 años), en la presentación pública de los pomposos adornos navideños de la residencia presidencial para estas próximas Navidades. Porque aunque les resulte curioso, o incluso extravagante, la Casa Blanca tiene su propio encendido, al más puro estilo de Vigo, pero sin la presencia costumbrista de Abel Caballero. Es un acto más, una fecha con doble subrayado en el folclórico calendario de la capital americana. Como la jornada en la que perdonan la vida a un pavo por Acción de Gracias, o el Día de la Marmota, que señala (aproximadamente) la mitad del periodo entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera.

Uno de los 77 abetos decorativos.

Pues bien, si los años oscuros de Trump en la Casa Blanca dieron mucho que hablar en estas fechas, debido a los excesivos gustos barrocos de Melania, a quien incluso criticaron por demasiadas dosis de patriotismo a base de barras estrellas y de rojo y blanco, lo cierto es que la apuesta de Jill no resulta menos desmesurada. La impresionante decoración de este 2022 consta de, atención, 77 abetos repartidos por todas las estancias, más de 83.000 luces, elementos propios de estas fechas y una réplica en jengibre de la propia Casa Blanca, para la que se han utilizado más de 13 kilogramos de chocolate y 18 de glaseado. Las malas lenguas dicen que, solo del propio olor, ya te sube cuatro puntos la tensión.

Y es que, el tema de la decoración de este año, porque cada primera dama escoge un eslogan decorativo, es Nosotros, el pueblo. Una oración que puede resultar excesivamente demócrata, como han criticado los líderes republicanos del Senado, pero lo cierto es que corresponde a las primeras palabras de la Constitución Americana de 1787. “Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común...”.