La cerámica en formato XXL se ha convertido en una tendencia en el mundo del interiorismo. Grandes jarrones que parecen esculturas adornan interiores y exteriores buscando el protagonismo y creando espacios llenos de personalidad. Detrás de una de las marcas más reconocidas a nivel internacional se encuentra una empresa familiar ubicada en el interior de Iparralde: Goicoechea.

Viajamos hasta Ossès, una pequeña localidad muy cercana a Saint Jean Pied de Port (Donibane Garazi) para descubrir a la familia Goicoechea, su historia y una de sus formas de trabajo que más llaman la atención: la técnica de la cuerda.

Es fin de semana y el taller está parado, sin embargo la tienda-exposición rebosa vida con gente que va y viene con unos pequeños carritos donde colocan los diseños elegidos para comprar. Pero además de la venta directa, que hacen tanto desde Ossès como desde otra tienda en San Juan de Luz, la exportación se ha convertido en un pilar fundamental. 

Para conocer el origen de esta firma, Ana Echeveste, quien forma parte de la familia Goicoechea, ejerce de anfitriona y nos guía por el taller donde nacen las formas, colores y texturas que les permiten crear colecciones de referencia, clásicas y contemporáneas. “Estamos orgullosos de haber podido conservar nuestra artesanía y de nuestra tradición vasca”, afirma a la vez que muestra las fotos de familia que están expuestas en una sala de la tienda y en las que destacan Jean Baptiste y Céline Goicoechea, quienes en 1960 iniciaron la empresa. Además, una pequeña sala contigua permite ver un vídeo en el que se explica todo el proceso de creación de esta firma, pero no solo eso, sino que si se visita de lunes a viernes se observa a las personas del taller trabajando in situ, porque está ubicado en el interior de la tienda, y a través de pequeñas ventanas se puede contemplar su arte para diseñar cerámicas. 

Una exposición variada decora la fachada de la tienda. Elisa Jimeno

Paso a paso

Para descubrir mejor su historia hay que remontarse a 1960 y su origen está muy ligado a otra localidad, Navarrete (La Rioja), donde poseen una cantera familiar de la que extraen la arcilla 100% natural. De hecho, esta localidad riojana cuenta con una gran tradición alfarera y hace menos de 50 años prácticamente el 70% de su población estaba dedicada directa o indirectamente al mundo de la cerámica. 

Como explica Ana Echeveste, este paso inicial ya es de por sí laborioso: “Es necesario un año para preparar la tierra y convertirla en arcilla”. Una vez preparada, llega al taller de Ossès y va pasando por un bonito proceso de transformación hasta que se convierte en el producto final. La zona de secado, la de pintura y los hornos son probablemente los más llamativos, aunque los diferentes talleres, con todo tipo de herramientas, también llaman la atención de quienes pasan por allí.

En Goicoechea tienen diferentes métodos de trabajo: la estampación –que consiste en aplicar tierra manualmente dentro de un molde para darle una forma determinada y que se usa para cerámica cuadrada y rectangular–, el disparo –se emplea para sacar colecciones grandes de piezas idénticas que no necesitan pasar por la larga etapa de fabricación de moldes– y por último la técnica de la cuerda, que es la más espectacular y cuyo saber hacer ancestral se transmite cuidadosamente en el seno de la empresa. De hecho solo dos personas de las 30 que trabajan allí la conocen. “Se necesitan siete años para aprenderla, por eso la transmisión de conocimientos de generación en generación es clave en esta empresa”, añade Echeveste.

Esta técnica, que solo se emplea para macetas de formato XXL y permite personalizar los acabados al gusto del cliente, consiste en enroscar cuerdas muy gruesas sobre unas estructuras de madera para después cubrirlas con arcilla y darles la textura deseada. La clave de este proceso está en el secado, porque conforme se va secando se van retirando desde el interior, de dos en dos alturas, las roscas de la cuerda. Por ello, el proceso de elaboración es muy lento y a la vez espectacular. 

No hay más que observar la zona dedicada a esta técnica en el taller, donde reposan diferentes vasijas en sus diferentes estados de secado y con sus correspondientes cuerdas al lado. Como curiosidad, las vasijas que han empleado esta técnica en su interior tienen la huella de la cuerda enroscada, por eso no es raro ver a los clientes lanzar su mirada dentro de las vasijas para ver el resultado. Una huella que es sinónimo de calidad y autenticidad.

Xabi Martínez e Iban Ugalde, artesanos.

Xabi Martínez e Iban Ugalde, artesanos. Sixquatredeux

Tierra de artesanos

En Iparralde cada vez son más los artesanos que han unido sus fuerzas para poner en valor su trabajo, especialmente entre las nuevas generaciones, y es que son muchos los jóvenes artesanos que han recogido el testigo de sus familias y están demostrando que aunar tradición y tendencia es perfectamente posible. Como muestra, las firmas que han logrado una posición destacada en el mercado. Junto a Cerámicas Goicoechea, cabe destacar Lartigue (marca dedicada al textil de hogar desde 1910 en Tissage de Luz), las alpargatas (en Mauleón, en la imagen superior), las cestas de mimbre para jugar a cesta punta (en Anglet y Bidart), las makillak o bastones de mando (fabricadas por tres familias: Bergara, Léoncini y Harispuru, o los artículos de cuero de la Maison Laffargue (en San Juan de Luz).